Franco Botina y el misterio de la montaña
En el pequeño pueblo de Tescual, donde las montañas pintaban el cielo de un azul profundo y las hojas susurraban secretos en el viento, vivía un joven llamado Franco Botina. Él era un chico curioso, cuya vida giraba en torno a aventuras y misterios. A diferencia de los otros niños del pueblo, a Franco no le daban miedo las historias que circulaban sobre la magia negra y los males que acechaban en la oscuridad.
Un día, mientras exploraba el desván de su abuelo, Franco encontró un viejo libro cubierto de polvo. Era un libro sobre magia negra, con ilustraciones intrigantes de criaturas fantásticas y hechizos misteriosos. Su corazón dio un brinco de emoción.
"¡Mirá lo que encontré!" - gritó Franco, corriendo hacia el taller, donde estaban sus amigos, Martín y Clara.
"¿Qué es eso?" - preguntó Clara, con los ojos bien abiertos.
"Es un libro de magia. ¿Se imaginan lo que podríamos hacer con esto?" - respondió Franco, con una sonrisa traviesa.
Decididos a desentrañar los secretos que guardaba el libro, los tres amigos pasaron días enteros en la casita campestre de Franco, aprendiendo sobre conjuros y leyendas. Sin embargo, a medida que se adentraban en los pasajes más oscuros del libro, comenzaron a percibir un ambiente extraño en la montaña. Los animales se volvían inquietos y el aire se tornaba denso.
Un atardecer, mientras revisaban un hechizo particular, el cielo empezó a oscurecerse de una forma inusual. En ese momento, una figura empezó a aparecer entre los árboles, sombría y silenciosa.
"¿Vieron eso?" - dijo Martín, con un hilo de voz.
"Debemos enfrentarlo. ¡Es parte de la aventura!" - instó Franco, valiente como siempre.
Los amigos se acercaron lentamente. La figura resultó ser un viejo cuervo que les miraba con ojos sabios. En su pico, sostenía el libro de magia que Franco había encontrado.
"Soy el guardián de los secretos de la montaña" - dijo el cuervo, con una voz profunda. "Vuestro deseo de experimentar la magia es admirable, pero la magia oscura nunca trae buenas cosas. Deben entender que el verdadero poder reside en el respeto hacia la naturaleza y en las decisiones que tomamos."
Franco y sus amigos se miraron entre sí, sorprendidos por la voz del cuervo.
"¿Qué quieres decir?" - preguntó Clara, intrigada.
"La magia que buscan puede tener un precio. La bondad y la amistad son los verdaderos conjuros. Usen sus días en el pueblo para crear felicidad y compasión entre sus vecinos. Allí está la verdadera magia" - explicó el cuervo antes de elevar el vuelo.
Los chicos comprendieron que habían estado buscando la emoción de lo desconocido en lugar de apreciar la magia del día a día. Decidieron dejar de lado el libro y enfocarse en dar alegría a su pueblo.
Durante las siguientes semanas, organizaron juegos en la plaza del pueblo, ayudaron a los ancianos y crearon un pequeño jardín comunitario. Tescual empezó a brillar con risas y energía positiva, y Franco se dio cuenta de que no necesitaba hechizos para ser feliz.
Con el tiempo, los rumores sobre el viejo cuervo se convirtieron en leyenda entre los habitantes de Tescual. Y Franco, aquel niño que no le temía a la magia oscura, se convirtió en el chico que demostraba que la verdadera magia vivía en el corazón de cada uno.
Y así, en el pequeño pueblo de Tescual, las montañas siempre recordaban la historia de Franco Botina y el cuervo sabio, una lección que perduraría por generaciones, celebrando el poder de la amistad y la bondad.
FIN.