Frieda y el Gran Concurso de Inventores



En un pequeño pueblo llamado Ingeniopolis, donde todos tenían una creatividad desbordante, vivía una niña llamada Frieda. Desde muy pequeña, Frieda soñaba con inventar cosas increíbles que pudieran ayudar a su comunidad. Pero había un problema: en su escuela, muchos decían que los inventos eran cosa de chicos.

Un día, en la escuela, la maestra Rosa anunció algo emocionante:

"¡Atención, chicos! Este mes se llevará a cabo el Gran Concurso de Inventores, donde todos podrán presentar sus creaciones. El ganador recibirá un trofeo brillante y la oportunidad de presentar su invento a toda la ciudad!".

Frieda sintió cómo su corazón latía más rápido. Estaba decidida a participar, pero, al hablar con sus amigos, se dio cuenta de que la mayoría pensaba que las chicas no eran buenas inventoras.

"No te molestes, Frieda, este concurso es para los chicos. Ellos son los que hacen las mejores cosas". Dijo Lucas, su compañero de clase.

Aunque Frieda se sintió herida, decidió no rendirse. Esa noche, sentándose en su escritorio, miró a su alrededor y le vino una idea brillante para ayudar a las familias de su barrio:

"¡Voy a inventar un sistema que ayude a regar las plantas de forma automática! Así, todos podrán tener jardines hermosos sin gastar tanta agua".

Con determinación, Frieda se puso a trabajar. Pasó días y noches en su taller improvisado. Hizo bocetos, reunió materiales reciclados y probó uno y otro diseño. Sin embargo, cada vez que sus amigos la veían, en vez de apoyarla, le decían:

"Dejá de perder tiempo, Frieda. Ya sabemos que los concursos son para los chicos".

Un sábado por la tarde, mientras Frieda estaba en su taller, su amigo Tomás se acercó. A diferencia de los demás, Tomás creía en ella.

"Frieda, ¿cómo va tu invento?". Preguntó.

"No sé si deberíamos participar. Todos piensan que no puedo ganar", respondió Frieda, un poco desanimada.

"Yo creo que tu idea es genial. ¿Por qué no seguimos trabajando juntos?".

Frieda se iluminó con la idea.

"¡Sí! Juntos podemos agregar mejoras al sistema y hacerlo aún más útil".

Así, los dos amigos trabajaron codo a codo. Aprendieron de los errores y se motivaron mutuamente. Cada vez que se encontraban con comentarios desalentadores, se recordaban la importancia de la colaboración y las ideas diferentes.

"Recordá, Frieda, que todos podemos inventar algo, sin importar si somos chicos o chicas". Dijo Tomás mientras ajustaban las piezas del infranqueable sistema de riego.

Con el tiempo corriendo y el día del concurso acercándose, estaban listos para presentar su invento. Ese día, el salón de actos estaba lleno de padres, niños y un jurado especial compuesto por referentes de la ciudad. La tensión era palpable, y Frieda no pudo evitar sentirse nerviosa.

Cuando anunciaron el turno de Frieda y Tomás, se miraron y sonrieron. Frieda comenzó a explicar su invento:

"Este es el Sistema de Riego Automático. Se activa cuando el suelo está seco y ayuda a cuidar el agua, ahorrando esfuerzo a las familias".

El jurado prestó atención! Al finalizar su presentación, todos aplaudieron.

"¡Gran idea!", exclamó la jueza. Pero uno de los jurados la interrumpió:

"Me gustó, pero... ¿no es un poco simple para los chicos, verdad?".

Frieda respiró hondo y contestó con valentía:

"No importa si es simple o complicado. Lo importante es que solucionará un problema, y lo hicimos juntos. La creatividad no tiene género".

El jurado quedó sorprendido por la respuesta. Al finalizar el día, se conoció al ganador: ¡Frieda y Tomás! El público aplaudía y vitoreaba.

"Cómo se atrevieron a cuestionar su idea, un gran aplauso para ellos". Gritó la maestra Rosa.

El trofeo brillante fue entrega a los dos, y Frieda se sintió más fuerte que nunca:

"Esto demuestra que chicas y chicos pueden hacer grandes cosas cuando se apoyan entre sí". Dijo, sonriendo a Tomás.

A partir de ese día, Freida se volvió una inspiración en su comunidad, mostrando que la igualdad de género empieza desde el respeto y la colaboración.

Finalmente, el pueblo de Ingeniopolis se unió para crear un club de inventores, donde chicos y chicas trabajaban juntos, ayudando a cambiar el mundo, un invento a la vez.

FIN.

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