Frish y el Pájaro Rojo
En la chacra de Don Francisco, había un gusanito llamado Frish que era muy colorido. Su cuerpo brillaba con tonos de verde, amarillo y naranja, y siempre estaba feliz trabajando junto a su mejor amigo, un escarabajo pelotero llamado Rolo. Juntos pasaban los días recolectando hojas y ayudando a las plantas a crecer.
"¡Mirá Rolo! Hoy se ven más brillantes las flores de la chacra", dijo Frish, mientras se deslizaba por una hoja fresca.
"Sí, Frish, y también hay más insectos que vienen a visitarlas. ¡Es un día perfecto para trabajar!", respondió Rolo, girando una bola de estiércol con sus patas traseras.
Mientras trabajaban, Frish se sentía seguro y feliz, disfrutando de su trabajo y de la amistad con Rolo. Sin embargo, no todo era paz en la chacra. De repente, un pájaro rojo, brillante y con un pico fuerte, apareció volando sobre ellos. Su canto era melodioso, pero en su mirada había un brillo de hambre.
"¡Miren! Ahí viene un pájaro rojo!", exclamó Rolo.
"¿Qué hacemos? ¡Me va a comer!", grita Frish, dándose cuenta de que el peligro estaba muy cerca.
El pájaro se posó en un árbol y, con voz amigable, dijo:
"Hola, pequeños amigos. No vengo a hacerles daño, pero tengo hambre. ¿No podrías ayudarme a encontrar algo de comida?"
Frish y Rolo intercambiaron miradas. La propuesta del pájaro les parecía extraña.
"¿Y por qué deberíamos ayudarte?" preguntó Rolo, curioso.
"Si me ayudas, prometo no comerme a Frish y traerte algo especial a cambio", explicó el pájaro.
Frish se quedó pensativo. Tal vez, solo tal vez, podrían ayudar a este pájaro.
"Bueno, podemos buscar algo para ti. Pero, ¿qué nos traerás a cambio?" preguntó.
"Yo conozco donde hay un campo lleno de semillas riquísimas, ¡es un festín para ustedes!" el pájaro reclamó, dejando que sus plumas rojas brillaran bajo el sol.
Después de un momento de duda, Frish y Rolo accedieron. Juntos, comenzaron a buscar comida por la chacra.
"Mirá esas frutas caídas del árbol!", sugirió Rolo.
"Y también hay hojas secas que son perfectas para ti, querido pájaro" añadió Frish.
Mientras recogían comida, el pájaro contaba historias de sus vuelos por el cielo y de los lugares que había visitado. Así, el tiempo pasó volando y los tres se fueron conociendo mejor. Frish y Rolo aprendieron que el pájaro no era simplemente un depredador, sino que también tenía sueños, amigos y aventuras.
Finalmente, el pájaro se llenó la pancita y, tal como había prometido, llevó a los dos amigos a un lugar especial.
"Aquí está el campo que les prometí", dijo el pájaro, señalando un área amplia y llena de semillas.
"¡Es increíble!", gritó Rolo, mientras Frish se deslizaba emocionado hacia el festín.
Al finalizar el día, el gusanito colorido y el escarabajo pelotero aprendieron que a veces la única manera de lidiar con el miedo es enfrentar la situación y buscar soluciones juntos. A partir de ese día, el pájaro rojo no solo fue un amigo sino también un compañero de aventuras.
"Gracias, pájaro. Ahora somos todos amigos", dijo Frish con una sonrisa.
"Sí, nunca pensé que podría hacer amistad con un gusanito. ¡Hoy aprendí mucho!", añadió Rolo.
Y así, en la chacra de Don Francisco, la amistad floreció entre especies que antes parecían completamente distintas.
Desde aquel día, Frish, Rolo y el pájaro rojo se convirtieron en un gran equipo, explorando y ayudando a otros animales en la chacra, hojeando cuentos de aventura y aprendiendo el valor de la amistad.
Fin.
FIN.