Fútbol con Valores



En el pequeño pueblo de San Martín, todos los sábados había un torneo de fútbol infantil. Los niños y niñas del lugar se reunían en la cancha para jugar y divertirse.

Pero no todo era felicidad en ese lugar. Los padres y madres de los equipos competidores se peleaban constantemente por cualquier cosa. Discutían sobre las jugadas, los árbitros e incluso llegaban a insultarse entre ellos.

Esto hacía que los niños y niñas sintieran una gran presión cuando jugaban. Un día, llegó al pueblo un profesor llamado Don Simón. Él observó la situación y decidió hablar con los padres y madres de los equipos.

Les explicó que el fútbol a edades tempranas debe ser disfrute, felicidad y aprendizaje de valores. "El objetivo principal es que sus hijos e hijas se diviertan, aprendan a trabajar en equipo y desarrollen habilidades deportivas", dijo Don Simón.

Al principio, algunos padres estaban escépticos sobre lo que les decía el profesor, pero poco a poco fueron entendiendo su mensaje. Finalmente aceptaron cambiar las reglas del torneo: ya no habría tanteador ni tablas de posiciones ni tablas de goleadores.

Los niños y niñas podrían jugar sin sentir tanta presión por ganar o perder. Y así fue como empezó un nuevo torneo donde la única meta era disfrutar del juego.

La primera vez que se aplicaron estas nuevas reglas hubo cierta resistencia entre algunos padres, pero pronto comprendieron lo importante que era dejar a sus hijos disfrutar del deporte sin estar pendientes del marcador final. Sin embargo, aún quedaba un problema por resolver.

Los padres y madres seguían discutiendo entre ellos y esto afectaba el ambiente en la cancha. Un día, durante un partido, uno de los niños se lastimó. Su equipo estaba perdiendo y no había nadie que lo ayudara.

Pero entonces algo sorprendente sucedió: los padres de ambos equipos se acercaron al niño para ver cómo podían ayudarlo. "Tranquilo, ¿cómo te sientes?", preguntó el padre del otro equipo. "Me duele mucho", respondió el niño con lágrimas en los ojos. Los padres se pusieron de acuerdo para llevar al niño a un médico cercano.

Durante el trayecto hablaron sobre lo importante que era dejar atrás las peleas y trabajar juntos por el bienestar de sus hijos e hijas. Al final del torneo, todos los equipos recibieron medallas por haber participado.

Los niños y niñas estaban felices y orgullosos de sí mismos por haber jugado sin presiones ni conflictos entre sus familias.

Y así fue como San Martín aprendió una valiosa lección: que el fútbol es más que ganar o perder, es sobre todo disfrutar del juego junto a amigos y compañeros mientras se aprenden valores importantes como solidaridad, respeto y trabajo en equipo.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!