Gabriel y el Poder de la Comida



Había una vez un niño llamado Gabriel, que vivía en un barrio lleno de juegos y amistades. A Gabriel le encantaba comer cosas ricas, pero muchas de esas cosas no eran muy saludables. Todos los días, él se llenaba la panza con golosinas, hamburguesas y gaseosas. A veces, entre juegos, se olvidaba de comer frutas y verduras.

Un día, mientras caminaba hacia el parque, Gabriel sintió que su pancita le hacía ruido. No era el típico ruido de hambre, sino que parecía un fuerte canto de sirenas.

"¡Ay! ¿Qué me pasa?" - se preguntó Gabriel, mientras se sentaba en una banca.

De pronto, una mariposa brillante se posó junto a él.

"Hola, Gabriel. Soy Mariposa Luz. He venido a ayudarte. Tu estómago parece un poco caótico. ¿Te gustaría ver lo que pasa dentro de él?" - le dijo la mariposa, desplegando sus alas multicolores.

Intrigado, Gabriel asintió. Mariposa Luz agitó sus alas y, en un abrir y cerrar de ojos, ¡Gabriel se encontró en un mundo mágico dentro de su propio cuerpo!

Rodeado de luces y formas, Gabriel vio un camino que llevaba a una gran plaza.

"Mirá ahí, Gabriel. Están las Golosinas. Pero, ¡shhh! No hagas ruido porque se están escondiendo" - dijo Mariposa Luz.

Gabriel se acercó y pudo ver a un grupo de dulces bailando y riéndose.

"Hola, Gabriel. ¡Ven a jugar!" - lo llamaron los dulces.

"Yo quiero, pero..." - recordó lo que había sentido en el parque, entonces, continuó "¿No deberían ser menos traviesos y hacer algo más saludable?"

Los dulces se detuvieron y sus caras se entristecieron.

"Pero somos tan ricos y divertidos..." - dijeron.

"¡Sí! Pero me siento cansado y con dolor de panza. Quisiera tener más energía para jugar" - respondió Gabriel.

Mariposa Luz sonrió y guió a Gabriel hacia otra dirección.

"Mirá los colores que hay aquí, en la parte de verduras y frutas. Podes ver a la familia de la Lechuga y el Zanahorio" - dijo.

Gabriel vio a la Lechuga, que estaba bailando con alegría.

"¡Hola, amigo! ¿Te gustaría hacer un juego con nosotros?" - le preguntó la Lechuga.

Gabriel, que ya se sentía curioso, decidió participar. Cuando comenzó a jugar con ellos, notó que al comer una rodaja de zanahoria, sentía una explosión de energía en su cuerpo.

"¡Vaya! ¡Esto se siente increíble!" - exclamó Gabriel, mientras empezaba a saltar de alegría.

Mariposa Luz lo miró y añadió:

"Eso es, Gabriel. Las frutas y verduras tienen magia que te mantiene fuerte y lleno de energía. ¡Por eso son tan importantes!"

De repente, el grupo de golosinas apareció de nuevo, pero ahora con cara de preocupación.

"¿Nos vas a dejar, Gabriel?" - preguntó una Galletita, con lágrimas en los ojos.

Gabriel se dio cuenta que no le estaba diciendo que no a las golosinas, sino que podía disfrutarlas con moderación.

"Ustedes también son divertidos, pero necesito más de las frutas y verduras para sentirme bien. ¡Podemos llevarnos en el corazón, pero también comer lo que me ayuda a jugar y sentirme feliz!" - respondió, mientras sonreía.

Mariposa Luz asintió emocionada.

"Eso es, Gabriel. ¡El equilibrio es la clave! Ahora, puedes salir y compartir tu descubrimiento con tus amigos."

En un parpadeo, Gabriel volvió a la banca del parque, con una gran sonrisa en su rostro. Se sintió diferente. Cierto que había aprendido que comer variado le traía felicidad y energía.

Al regresar a casa esa tarde, Gabriel decidió ayudar a su mamá a preparar la cena.

"Mamá, hoy quiero un plato bien colorido, con verduras y frutas. Lo que aprendí me hizo dar cuenta de lo importante que es cuidarse" - dijo.

Su mamá, sorprendida, lo miró con orgullo.

"¡Qué bueno, Gabriel! Me encanta verte así. Juntos podemos hacer algo delicioso y saludable."

Así, Gabriel se convirtió en un campeón de la cocina y comenzó a invitar a sus amigos a jugar y disfrutar de platillos saludables en el parque. Les contaba sobre su aventura en el mundo mágico de su cuerpo.

Todos los niños se unieron a él, aprendiendo que hay comida rica y saludable.

"¡Gabriel sabe cómo cuidarse!" - decía uno de sus amigos.

Gabriel, con su gran sonrisa, supo que lo más importante no era solo comer, sino comer bien y compartir momentos felices con quienes ama.

Y así, Gabriel descubrió que la comida puede ser deliciosa y divertida, mientras mantenía su cuerpo fuerte y lleno de energía, listo para jugar cada día.

FIN.

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