Gabriela y el Viaje de las Letras
Era una vez en un colorido pueblo llamado Letralandia, donde las letras vivían felices y se ayudaban entre sí. En este pueblo vivía una pequeña letra G llamada Gabriela. Gabriela era curiosa y siempre se preguntaba cómo podrían trabajar juntas las consonantes y vocales para crear palabras mágicas.
Un día, mientras jugaba en el parque de las letras, escuchó a sus amigos jugando a las adivinanzas. Intrigada, decidió acercarse para escuchar mejor.
"¿Qué tienen las palabras que siempre están unidas?" - preguntó una voz.
"¡Las letras!" - exclamó su amiga Violeta, la V.
Gabriela, que soñaba con descubrir los secretos de las palabras, decidió hablar con Violeta.
"¿Por qué no te unes a nosotras, Gabriela?" - sugirió Violeta.
"¡Me encantaría! Pero no sé cómo se unen las consonantes y vocales para crear algo increíble" - respondió Gabriela con un suspiro.
Violeta sonrió.
"Ven, te mostraré."
Guiadas por Violeta, las letras comenzaron a formar palabras. Primero, formaron la palabra —"casa" .
"Mirá, aquí la C se une con la A y la S!" - dijo Violeta emocionada.
"¡Es mágico!" - exclamó Gabriela maravillada.
Pero, de repente, una gran nube gris cubrió el sol de Letralandia. Era la Nublitina, la nube que siempre trataba de hacer que las letras se sintieran inseguras.
"¿Qué están haciendo, letras?" - preguntó Nublitina con voz sombría.
"Estamos formando palabras mágicas! ¿Querés unirte?" - propuso Gabriela, esperanzada.
"¿Palabras mágicas? No lo creo... No pueden unirse, son solo letras. ¡Nunca podrán hacer nada importante!" - se burló Nublitina y la nube oscureció aún más el cielo.
Gabriela sintió un nudo en su estómago. Pero no quería rendirse. Miró a sus amigos y volvió a sonreír.
"No podemos dejar que Nublitina nos desanime. ¡Sigamos creando!" - dijo Gabriela, con determinación.
"¡Sí! Las palabras que formamos son importantes" - agregó Violeta.
Las letras se unieron, y juntas formaron la palabra “esperanza”. Nublitina, al ver la luz brillante que emanaba de la palabra, comenzó a desvanecerse.
"Eso no puede ser..." - murmuró Nublitina, sorprendida por la fuerza de las letras.
Con cada nueva palabra que creaban, más fuerte se sentían. Desde “amistad” hasta “alegría”, la luz que emanaba de ellas llenó Letralandia de colores y risas.
Finalmente, Gabriela tuvo una gran idea.
"Vamos a formar una frase!" - propuso con entusiasmo.
"¡Sí! ¡Una frase que inspirará a todos!" - gritaron las letras.
Juntas, formaron la frase: “Juntos podemos lograr grandes cosas”. Al pronunciarla, una brillante luz iluminó el cielo y, por primera vez, Nublitina se sintió cálida y alegre.
"¿Qué es esto?" - preguntó Nublitina, asombrada.
"Es la unión de las letras, ¡podemos crear cosas maravillosas!" - respondió Gabriela, sonriendo.
Gradualmente, Nublitina comenzó a disolverse, deseando unirse a sus nuevos amigos.
"Tal vez, yo también pueda formar parte de su magia" - dijo, con un tono más suave.
"¡Claro que puedes, Nublitina!" - exclamó Gabriela, abriendo sus brazos.
Y así, juntas, las letras y Nublitina aprendieron a crear palabras y frases llenas de vida, color y esperanza.
Desde ese día, Gabriela y sus amigos nunca se detuvieron de crear y aprender, y Letralandia se convirtió en un lugar donde todos, hasta las nubes grises, podían encontrar su lugar y unirse a la magia de las palabras.
Fin.
FIN.