Gaby y la Bestia del Corazón
Era una vez, en un reino lejano, una princesa llamada Gaby que era conocida por su belleza y bondad. Cada día, los habitantes del castillo la admiraban y aclamaban su sonrisa. Sin embargo, Gaby anhelaba algo más que la admiración, quería conocer el verdadero amor.
Un día, mientras paseaba por el bosque cercano, se encontró con una criatura extraordinaria: una bestia llamada Santi. A primera vista, Gaby se asustó un poco por su apariencia. Sus grandes ojos, pelaje grueso y enormes garras la pusieron nerviosa. Pero cuando Santi habló, su voz era suave y melodiosa.
"No temas, princesa. Aunque mi aspecto no sea el más agradable, mi corazón es puro" - dijo Santi, bajando la cabeza con tristeza.
Gaby, intrigada por su dulzura, decidió conocerlo mejor. Con el tiempo, se hicieron amigos inseparables. Cada día, Santi le contaba historias de su vida en el bosque, y Gaby compartía sueños de una vida llena de aventuras.
"Ojalá las personas pudieran ver más allá de lo que está en la superficie, Santi" - le decía Gaby, mientras caminaban juntos.
Sin embargo, en el castillo, los nobles y cortesanos hablaban mal de Santi. Decían que una princesa no podía estar junto a una bestia. Al enterarse de esto, Gaby se sintió angustiada.
"No puedo dejar que piensen así de ti. Eres más noble que muchos que se hacen llamar humanos. Debo hacer algo" - exclamó la princesa con determinación.
Una noche, cuando la luna brillaba intensamente, Gaby tuvo una idea. Crearía una gran fiesta en el castillo e invitaría a todos los nobles y aldeanos, en un intento de mostrarles que Santi era un ser maravilloso.
Cuando llegó el día de la fiesta, el gran salón estaba decorado con flores y luces deslumbrantes.
"¡Santi, ven!" - gritó Gaby emocionada. "Hoy es el día en que todos verán lo especial que sos".
Santi se puso nervioso.
"¿Y si no les gusto?" - preguntó con inseguridad.
"Confía en mí. Solo sé tú mismo" - lo animó Gaby con una sonrisa.
Con un corazón palpitante, Santi entró al salón. La música sonaba y todos los ojos se posaron sobre él. Algunos nobles murmullaron y se cubrieron la boca, pero Gaby se acercó a él y lo tomó de la pata con una gran sonrisa.
"Queridos amigos, ¡este es Santi, el guardián del bosque!" - exclamó Gaby.
El ruido se apagó por un instante, pero entonces Santi comenzó a contar historias sobre su vida en el bosque, sus amigos animales y las maravillas de la naturaleza. La magia de sus palabras y la sinceridad de su corazón comenzaron a calar hondo entre los asistentes.
"La belleza no se mide por la apariencia, sino por lo que llevamos en nuestro corazón" - dijo Santi, mientras los miraba con sinceridad.
A medida que pasaba la noche, los nobles comenzaban a sonreír y a pedirle más historias. Gaby se sintió feliz al ver que la relación entre Santi y los demás iba cambiando.
"¿Ves, Santi? Estás inspirando a todos" - dijo Gaby, al ver que las risas y aplausos resonaban por todo el salón.
Con el tiempo, la amistad entre Santi y el reino floreció. Los aldeanos comenzaron a visitar a Santi en el bosque, y él a ellos, y la bestia dejó de ser vista como una amenaza.
Y así, Gaby y Santi demostraron que el amor verdadero supera cualquier barrera y hace que un corazón hermoso brille, sin importar su apariencia. Juntos, vivieron aventuras inolvidables y aprendieron que la verdadera belleza reside en el amor y la amistad.
Y colorín Colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.