Galletas mágicas para compartir
Hola Juanito, me encanta que te guste hornear galletas. ¡Es una actividad muy divertida! Para averiguar cuántas galletas le darás a cada uno de tus amigos, puedes hacer una simple división.
Tienes 16 galletas y 3 amigos, así que dividimos 16 entre 3: 16 ÷ 3 = 5 con un resto de 1Esto significa que podrías darle 5 galletas a cada uno de tus amigos, pero te quedaría una sola galleta sobrante.
Ahora, vamos a crear una historia inspiradora y educacional sobre tus aventuras horneando las deliciosas galletas. - Juanito estaba emocionado porque se acercaba el día en el que iba a hornear deliciosas galletas para sus tres amigos: Tomás, Sofía y Ana.
Desde hacía tiempo había estado practicando su receta especial con trocitos de chocolate, y sabía que esta vez serían las mejores. Un sábado por la mañana, Juanito se levantó temprano para comenzar su aventura culinaria.
Se puso su delantal favorito y buscó todos los ingredientes necesarios en la despensa. Mientras medía cuidadosamente cada ingrediente y batía la masa con entusiasmo, imaginaba la cara de felicidad de sus amigos al probar las ricas galletitas.
Finalmente, llegó el momento más esperado: meter las bandejas al horno. El dulce aroma comenzó a llenar la cocina mientras las cookies se doraban lentamente. Juanito no podía dejar de sonreír pensando en lo orgullosos que estarían sus amigos cuando vieran su trabajo.
Pasados unos minutos, las galletas estaban listas. Juanito las sacó del horno con cuidado y las dejó enfriar sobre una rejilla.
No podía resistirse a probar una, así que tomó una pequeña mordida y sonrió de satisfacción al sentir el crujido perfecto y el sabor del chocolate derretido. Con una sonrisa en su rostro, Juanito empaquetó 5 galletas para cada uno de sus amigos.
Tomás, Sofía y Ana se encontraron en el parque como habían acordado, sin saber la sorpresa que les esperaba. - ¡Hola chicos! - exclamó Juanito emocionado mientras mostraba las bolsitas de galletas-. ¡Horneé estas deliciosas cookies especialmente para ustedes! Los ojos de sus amigos brillaron de alegría al recibir los regalos dulces y caseros.
Rápidamente abrieron las bolsitas y comenzaron a saborear cada bocado. - ¡Están riquísimas! - dijo Tomás mientras devoraba su primera galleta. - Gracias, Juanito. Eres el mejor amigo - agregó Sofía con gratitud.
- Son tan buenas que no puedo comer solo una - confesó Ana entre risas. Juanito estaba encantado con la reacción de sus amigos. Haber compartido algo hecho por él mismo hizo que se sintiera especial y feliz.
Mientras todos disfrutaban de las galletitas, Juanito recordó que aún le quedaba una última cookie. La miró pensativo por un momento y luego decidió hacer algo diferente esta vez. - ¿Sabes qué? - dijo emocionadamente -. Esta última galleta es para mí.
Me la gané por todo el esfuerzo que puse en hacerlas y por haberlas compartido con ustedes. Sus amigos asintieron con una sonrisa, entendiendo lo importante que era valorarse a uno mismo y disfrutar de las cosas que uno hace.
Desde ese día, Juanito siguió horneando galletas deliciosas para compartir con sus amigos y familiares.
Aprendió que no solo se trataba de la cantidad de galletas que podía hacer, sino también del amor y la alegría que ponía en cada una de ellas. Y así, Juanito continuó su camino como un pequeño gran chef, inspirando a otros a seguir sus pasos y descubrir el placer de hornear y compartir momentos dulces juntos.
FIN.