Garzilla, de destructor a constructor


Había una vez en la ciudad de lasaña, un gato gigante llamado Garzilla. Garzilla era diferente a los demás gatos, ya que su tamaño era enorme y su apetito también.

Siempre estaba hambriento y lo único que podía saciar su apetito eran los edificios de spaghetti. Un día, mientras Garzilla caminaba por la ciudad buscando algo para comer, se topó con un grupo de niños jugando en la calle.

Los niños se asustaron al verlo y empezaron a correr gritando. Garzilla no entendía por qué los niños huían de él, así que decidió seguirlos para preguntarles. Al llegar al parque donde habían escapado los niños, Garzilla vio algo que lo dejó sorprendido: todos estaban comiendo helado.

- ¿Qué es eso? -preguntó Garzilla curioso. - Es helado -respondió uno de los niños-. ¿Quieres probar? Garzilla dio un lametón al helado y quedó encantado con el sabor dulce y cremoso.

Desde ese momento decidió que quería probar más cosas nuevas y aprender más sobre el mundo fuera de su vida monótona como devorador de edificios. Así comenzó la aventura de Garzilla en busca del conocimiento culinario.

Viajó por todo el mundo probando diferentes platos exóticos como sushi japonés, tacos mexicanos e incluso pizza italiana. Sin embargo, mientras viajaba siempre recordaba su hogar en la ciudad de lasaña y extrañaba sus edificios favoritos. Finalmente regresó a casa después de muchos meses lejos.

Pero cuando llegó descubrió algo horrible: había destruido toda la ciudad al comer sus edificios. Garzilla se sintió muy mal por lo que había hecho y decidió que era momento de cambiar.

En lugar de devorar los edificios, ayudaría a construir nuevos y más resistentes para su ciudad. Así, trabajando junto con los habitantes de la ciudad, Garzilla aprendió una nueva habilidad: la construcción. Ahora Garzilla es conocido como el constructor más grande y fuerte de la ciudad.

Y aunque todavía tiene un gran apetito, ha aprendido a controlarlo y a disfrutar de nuevas experiencias culinarias sin dañar su hogar.

Y así es como Garzilla dejó atrás su vida solitaria como destructor de edificios para convertirse en un héroe constructivo que siempre está dispuesto a ayudar a los demás.

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