Gatita que subió un árbol y jugó arriba del arcoiris
Había una vez una gatita muy curiosa llamada Mishi, que vivía en un pequeño pueblo rodeado de coloridos árboles frutales. Un día, Mishi decidió trepar a un árbol para ver el mundo desde lo alto. Al subir, se encontró con una sorpresa: ¡un arcoíris brillante y hermoso que se extendía sobre el campo!
Mishi no pudo resistirse y, con su agilidad felina, se deslizó por el arcoíris y llegó a su extremo. Allí, se encontró con una conejita muy curiosa llamada Margarita, que estaba tejiendo una bufanda con hilos de colores.
"¡Hola, Mishi! ¿Cómo llegaste hasta aquí arriba?", preguntó sorprendida Margarita.
"Subí por el árbol y decidí deslizarme por el arcoíris. ¡Es tan divertido estar aquí arriba!", respondió Mishi con entusiasmo.
Margarita sonrió y le explicó a Mishi que el arcoíris era un lugar mágico donde los colores tenían poderes especiales. "Cada color representa una cualidad que podemos desarrollar en nosotros mismos", dijo Margarita.
Mishi se emocionó al escuchar esto y decidió aprovechar al máximo su tiempo arriba del arcoíris. Comenzó a jugar con los colores, saltando de un extremo a otro, y descubrió que el color rojo le daba energía, el naranja le traía alegría, el amarillo le brindaba confianza, el verde le otorgaba calma, el azul le inspiraba paz y el violeta despertaba su creatividad.
Mishi se dio cuenta de lo importante que eran todas estas cualidades en su vida diaria. Decidió llevar consigo los valores del arcoíris y compartirla con todos sus amigos del pueblo. A partir de ese día, Mishi se convirtió en un ejemplo de energía, alegría, confianza, calma, paz y creatividad para todos los animales del lugar.
Mishi entendió que, al igual que en el arcoíris, cada persona tiene dentro de sí mismo un mundo de colores y cualidades que puede compartir con los demás. Y así, gracias a su aventura arriba del arcoíris, Mishi aprendió a ser una gatita llena de luz y bondad para todos los que la rodeaban.
FIN.