Gatito en apuros



. Desde la noche anterior, había preparado su mochila con todas las cosas que necesitaba para pasar una divertida tarde y noche en casa de su amiga.

Cuando llegó a la casa de Caro, se abrazaron fuerte y comenzaron a jugar juntas. Eva estaba tan emocionada que no sabía por dónde empezar. Caro le mostró su habitación donde iban a dormir esa noche, y Eva quedó sorprendida por lo bonita que era.

"¡Qué linda tu habitación! Me encanta el poster de unicornios", dijo Eva mientras admiraba los detalles del cuarto. "Gracias, ¡me alegra que te guste!", respondió Caro sonriendo. Las dos niñas pasaron el día jugando juegos de mesa, haciendo manualidades y comiendo golosinas.

Cuando llegó la hora de cenar, las mamás les prepararon una deliciosa pizza casera y tomaron un refresco bien frío. Después de cenar, las dos niñas se pusieron sus pijamas y se sentaron en la cama para ver una película.

Pero justo cuando estaban por empezarla, escucharon un ruido extraño afuera. "¿Escuchaste eso?", preguntó Eva preocupada. "Sí", respondió Caro también asustada. Las dos niñas decidieron salir a investigar qué pasaba.

Afuera estaba oscuro pero lograron ver algo moviéndose detrás de unos arbustos. Con mucho miedo pero curiosidad al mismo tiempo, fueron acercándose poco a poco hasta que descubrieron lo que había causado el ruido: un pequeño gatito maullando desesperadamente porque estaba perdido.

Eva y Caro se sintieron tristes al ver al gatito tan asustado, así que decidieron llevarlo adentro para cuidarlo. Le dieron agua y comida, lo acariciaron y jugaron con él hasta que se durmió.

"¡Qué suerte que encontramos a este pequeño amigo! No puedo creer que estaba perdido", dijo Eva emocionada. "Sí, es muy tierno. Pero ahora tenemos un problema: ¿cómo vamos a hacer para encontrar a sus dueños?", respondió Caro preocupada.

Las dos niñas pensaron en varias soluciones pero ninguna parecía funcionar. Finalmente, decidieron preguntarle a las vecinas del barrio si conocían un gato perdido. Después de ir casa por casa, finalmente encontraron a la dueña del gatito quien estaba muy feliz de tenerlo de vuelta en casa.

Eva y Caro volvieron contentas a la habitación donde habían dejado el gato. Se sintieron felices de haber ayudado al pequeño animalito y aprendieron una valiosa lección sobre la importancia de ser amables con los demás seres vivos.

"Este ha sido el mejor día de mi vida", dijo Eva sonriendo mientras se preparaban para dormir. "El mío también", respondió Caro abrazándola fuerte.

Las dos niñas se durmieron felices sabiendo que habían hecho algo bueno por alguien más y prometiendo seguir siendo buenas amigas para siempre.

FIN.

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