Gato Negro y los 5 Ratones en Apuros



Una vez en un rincón tranquilo de un pueblo pequeño, había una cueva donde vivía un gato negro llamado Gato Negro. A pesar de su color, Gato Negro era un felino buenísimo y siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás. Sin embargo, había un grupo de cinco ratones que vivían cerca, y eran muy tímidos, así que evitaban acercarse a Gato Negro, temerosos de que pudiera comérselos.

Un día, mientras Gato Negro estiraba sus patas y disfrutaba del sol que entraba por la entrada de su cueva, escuchó un pequeño chirrido que provenía de unos arbustos cercanos.

"¿Quién anda ahí?" - preguntó Gato Negro con curiosidad.

Los ratones, que eran cinco amigos llamados Rati, Rato, Ratón, Ratina y Ratita, se miraron entre sí, nerviosos, pero finalmente Rati dijo:

"Soy yo, Rati. Y aquí están mis amigos… No queremos causar problemas, pero estamos muy hambrientos."

Gato Negro se sintió conmovido por la situación de los ratones. Rompiendo con la tradición de gato-ratón, se le ocurrió una idea.

"¿Y si comparto un poco de mi comida con ustedes?" - propuso.

Los ratones, sorprendidos, respondieron juntos:

"¿De verdad? Pero… ¿Por qué lo harías?"

"Porque nadie debería pasar hambre. Además, podemos ser amigos. Todos vivimos en el mismo lugar, ¿no?" - dijo Gato Negro sonriendo.

Los ratones dudaron, pero poco a poco se acercaron, y Gato Negro les ofreció un pequeño tazón de leche que había preparado esa mañana. Los ratones no podían creerlo. Se acercaron tímidamente, mojaron sus narices en el tazón y disfrutaron de la leche.

"¡Está delicioso!" - exclamó Ratita, mientras que Ratón movía la cola con emoción.

Con el tiempo, los ratones comenzaron a visitar a Gato Negro casi todos los días. Se hicieron amigos y compartían historias, juegos y risas. Sin embargo, un día, un fuerte temporal azotó el pueblo, y las fuertes lluvias causaron un deslizamiento de tierra cerca de la cueva.

Los ratones, asustados, se dieron cuenta de que su hogar estaba en peligro, y se acercaron rápidamente a Gato Negro.

"Gato Negro, debemos hacer algo con nuestra cueva, ¡no podemos quedarnos aquí!" - gritó Rato, temblando de miedo.

Gato Negro miró el peligro y pensó rápido.

"Vamos a trabajar juntos. Ustedes son pequeños, pero muy astutos. Pueden ayudar a buscar un nuevo lugar mientras yo me encargaré de mover parte de la tierra para abrir un camino."

Los ratones se miraron emocionados, dispuestos a ayudar. Acordaron salir juntos al día siguiente, y mientras tanto, Gato Negro se puso a excavar. Aunque era un gato grande, tenía cuidado de no hacer ruido para no asustar a sus amigos.

Al amanecer, los cinco ratones estaban listos. Juntos recorrieron el camino, explorando nuevas áreas y buscando un lugar seguro. Después de un rato, Ratina exclamó:

"¡Miren! ¡Allí hay una nueva cueva!"

Era una cueva amplia, seca y acogedora. Gato Negro se acercó y sonrió.

"¡Es perfecta! Vamos a mudarnos aquí juntos. Es un nuevo hogar para todos."

Los ratones, felices, comenzaron a mudarse. Durante el proceso, Gato Negro aprovechó para contarles sobre cómo cuidarse mutuamente y la importancia del trabajo en equipo.

"Cuando unimos fuerzas, podemos superar cualquier dificultad. Somos amigos, y siempre debemos estar ahí el uno para el otro. " - les dijo Gato Negro mientras balanceaba su cola, orgulloso de ser parte de ese grupo.

El gato negro y los cinco ratones se convirtieron en un equipo inseparable. Publícamente, nadie podía imaginarse que un gato y unos ratones pudieran ser tan buenos amigos, pero ellos enseñaron al pueblo entero sobre la importancia de la unión y el respeto por los demás, sin importar el tamaño o color.

Y así, Gato Negro y los cinco ratones vivieron felices en su nueva cueva, demostrando que la amistad no tiene límites y que siempre hay espacio para compartir y cuidar a los demás.

FIN.

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