Gatos en el Jardín
Había una vez una familia en un pequeño pueblo de Argentina que vivía felizmente, pero sentían que algo les faltaba. Tenían una hermosa casa, un jardín lleno de flores y hasta tenían una huerta donde cultivaban deliciosas verduras.
Pero había un vacío en sus corazones. Un día, mientras paseaban por el parque, escucharon un suave maullido proveniente de unos arbustos. Se acercaron y encontraron a Manu, un gato blanco y negro abandonado. Estaba asustado y hambriento.
La familia decidió llevarlo a casa para cuidarlo. Le dieron comida, agua y mucho amor. Manu se adaptó rápidamente a su nuevo hogar y se convirtió en parte de la familia.
Manu era muy curioso y le encantaba explorar cada rincón de la casa. Un día descubrió el jardín trasero y quedó fascinado con todas las flores coloridas. Saltaba entre ellas con alegría, como si estuviera bailando.
La mamá de la familia notó cómo Manu disfrutaba del jardín y decidió enseñarle sobre las diferentes plantas que crecían allí. Le explicó los nombres de las flores e incluso le mostró cómo cuidarlas regándolas adecuadamente. Manu estaba emocionado con esta nueva aventura en el jardín.
Se convirtió en el ayudante oficial de la mamá cuando ella trabajaba en él.
Un día, mientras regaban las plantas juntos, Manu vio algo extraño moviéndose entre los arbustos: ¡era otro gatito! Estaba perdido y asustado, así que Manu se acercó a él para consolarlo. La familia decidió adoptar al nuevo gatito y lo llamaron Simón. Manu estaba feliz de tener un nuevo amigo con quien jugar en el jardín.
Juntos, Manu y Simón aprendieron muchas cosas sobre las plantas, los insectos y los pájaros que visitaban el jardín. Descubrieron cómo las abejas polinizaban las flores y cómo las mariposas volaban de una planta a otra. Cada día era una nueva aventura para Manu y Simón.
Aprendieron a cuidar del jardín, plantando semillas y viendo cómo crecían en hermosas flores y verduras saludables. Pero un día, mientras jugaban en el jardín, llegó una tormenta fuerte. Los vientos soplaban con fuerza y la lluvia caía sin cesar.
La familia estaba preocupada por sus pequeños amigos animals. Cuando la tormenta terminó, salieron afuera para buscar a Manu y Simón. Pero no estaban por ninguna parte.
La familia buscó desesperadamente por todo el vecindario hasta que finalmente encontraron a los dos gatos refugiados debajo de un árbol grande. Estaban empapados pero sanos y salvos. La familia les dio abrigo dentro de casa mientras se secaban junto al fuego.
Desde ese día, Manu y Simón apreciaron aún más su hogar y su jardín. Sabían lo importante que era estar protegidos durante una tormenta.
Manu continuó siendo el ayudante oficial de la mamá en el jardín, mientras que Simón descubrió su amor por la cocina y se convirtió en el experto en probar las verduras recién cosechadas. La familia aprendió muchas lecciones valiosas gracias a Manu y Simón.
Aprendieron sobre la importancia de rescatar animales abandonados, de cuidar del medio ambiente y de trabajar juntos como equipo. Manu y Simón llenaron el vacío en los corazones de la familia y les recordaron que el amor puede venir en todas las formas y tamaños, incluso con un gato rescatado que llenó sus vidas de alegría.
Y así vivieron felices para siempre.
FIN.