Gatos Unidos
Había una vez un gato negro llamado Manchas. Vivía en un barrio tranquilo con su dueña, la señora Ana.
Manchas era un gato muy feliz y amigable, siempre saludaba a los vecinos y se dejaba acariciar por los niños. Un día, mientras paseaba por el parque del barrio, se encontró con otro gato callejero llamado Garra. Garra era muy diferente a Manchas, tenía cicatrices en su cuerpo y parecía estar siempre hambriento.
"Hola amigo, ¿cómo estás?", preguntó Manchas. "No muy bien", respondió Garra con tristeza. "No tengo comida ni un lugar donde dormir". Manchas sintió mucha pena por Garra y decidió ayudarlo. "Ven conmigo a mi casa", dijo Manchas.
"Mi dueña es muy buena y seguro te dará algo de comer". Garra aceptó la oferta de Manchas y juntos caminaron hasta la casa de la señora Ana.
Al principio, la señora Ana estaba sorprendida al ver a otro gato en su hogar, pero cuando supo lo que había pasado decidió ayudar también a Garra. "Puedes quedarte aquí todo el tiempo que necesites", le dijo la señora Ana a Garra. "Te aseguro que nunca más pasarás hambre ni frío".
Garra se emocionó mucho al escuchar las palabras de la señora Ana y comenzó una nueva vida junto a ella y Manchas. Los días pasaban y ambos gatos se hicieron grandes amigos.
Juntos jugaban en el jardín de la casa o simplemente tomaban siestas bajo el sol. Sin embargo, un día llegó una noticia triste. La señora Ana había decidido mudarse a otra ciudad y no podía llevar a los gatos con ella.
Manchas y Garra se sintieron muy tristes al escuchar esto, pero sabían que tenían que encontrar un nuevo hogar. "No te preocupes amigo", dijo Manchas. "Vamos a buscar un hogar donde nos quieran tanto como aquí".
Los dos gatos comenzaron su búsqueda de un nuevo hogar y después de varios días, encontraron una casa donde vivía una familia amorosa que estaba buscando adoptar dos gatitos. La familia se enamoró de Manchas y Garra desde el primer momento en que los vio y decidió adoptarlos juntos.
"Nunca más tendrán que preocuparse por nada", les dijo la mamá de la familia mientras les daba un abrazo. Manchas y Garra estaban muy felices en su nuevo hogar junto a su nueva familia.
Aprendieron que siempre hay alguien dispuesto a ayudarte cuando lo necesitas y que el amor es lo más importante en la vida. Desde entonces, Manchas siempre recordaba aquellos días difíciles cuando conoció a Garra.
Sabía que gracias a esa amistad, había encontrado un hogar lleno de Brisa Hogar Familia Amor.
FIN.