Gatubela y el granero mágico
Había una vez en un pequeño pueblo del campo, una gata llamada Gatubela. Era muy traviesa y siempre buscaba la manera de divertirse.
Un día, mientras exploraba los alrededores de su casa, se encontró con un grupo de animales que estaban preocupados. Eran un conejo llamado Tito, un ratón llamado Lucas y un pájaro llamado Pepito. Todos ellos estaban tristes porque no tenían suficiente comida para sobrevivir el invierno que se acercaba.
Gatubela, curiosa como siempre, se acercó a ellos y les preguntó qué les pasaba. Los animales le explicaron su situación y Gatubela decidió ayudarlos. "No te preocupes amigos, ¡encontraremos una solución!"- exclamó Gatubela con entusiasmo.
Juntos, comenzaron a buscar comida por todo el campo. Registraron cada rincón en busca de semillas, frutas o cualquier cosa que pudieran encontrar para llevar a sus nuevos amigos. Después de mucho buscar sin éxito alguno, Gatubela tuvo una idea brillante.
Recordó haber visto un granero abandonado cerca del pueblo donde solían guardar alimentos para los animales durante el invierno. "¡Vamos todos al granero! Seguro encontraremos algo allí"- dijo Gatubela emocionada. Los animales asintieron con alegría y siguieron a Gatubela hacia el granero abandonado.
Al llegar allí, descubrieron que estaba lleno de maíz y otros alimentos secos que habían sido olvidados por los humanos del pueblo. "¡Tenemos comida suficiente para sobrevivir todo el invierno!"- exclamó Tito el conejo.
Los animales estaban felices y agradecidos por la ayuda de Gatubela. Decidieron compartir la comida entre todos para que ninguno pasara hambre. Con el paso del tiempo, Gatubela se convirtió en una gran amiga de Tito, Lucas y Pepito.
Juntos, exploraban el campo, jugaban y compartían momentos divertidos. Gatubela aprendió que ayudar a los demás es importante y que siempre hay una solución si nos esforzamos lo suficiente.
Además, descubrió el valor de la amistad y cómo un pequeño gesto puede hacer una gran diferencia en la vida de alguien más. El invierno llegó finalmente, pero gracias a Gatubela y su espíritu aventurero, ninguno de los animales pasó hambre.
Pasaron los días juntos en el granero, contando historias y disfrutando del calor del hogar que habían creado. Desde ese día, Gatubela entendió que ser traviesa no solo implicaba buscar diversión para ella misma, sino también ayudar a otros cuando lo necesitaban.
Y así fue como se convirtió en una gata valiente y generosa que siempre estaba dispuesta a tender una pata amiga.
FIN.