Geo y el Mundo de la Geometría



Era un día soleado cuando Geo, un curioso niño de diez años, encontró un libro antiguo en la biblioteca de su escuela. La tapa decía: "El maravilloso mundo de la geometría". Intrigado, decidió abrirlo. En ese instante, una luz brillante lo envolvió y, para su sorpresa, se encontró en un mundo lleno de figuras geométricas.

"¡Bienvenido, Geo!" - exclamó un círculo amable que revoloteaba a su alrededor.

"¿Qué lugar es este?" - preguntó él, asombrado.

"Este es el Mundo de la Geometría. Yo soy Círculo, y aquí conocerás a muchos amigos y resolverás emocionantes desafíos."

Geo no podía creer lo que estaba viendo. Los triángulos, cuadrados, rectángulos y hasta los hexágonos caminaban y hablaban entre ellos.

"¿Y qué desafíos debo resolver?" - preguntó con entusiasmo.

"Primero, deberás ayudar al Triángulo a encontrar su camino en el Laberinto de los Ángulos," - explicó Círculo.

"¡Yo puedo hacerlo!" - dijo Geo, decidido.

Juntos se dirigieron al laberinto, donde encontraron a Triángulo, que estaba atrapado entre dos paredes.

"No puedo salir de aquí. Tengo que formar un ángulo recto y no sé cómo hacerlo," - se quejó Triángulo.

"¡No te preocupes!" - dijo Geo. "Pensemos cómo podemos crear un ángulo recto utilizando tus ángulos."

Geo recordó que un triángulo tiene tres ángulos. Pensando rápido, dijo:

"Si unimos dos de tus lados formando 90 grados, ¡tendrás un ángulo recto!"

Triángulo sonrió y, haciendo un pequeño giro, logró formarlo.

"¡Lo logré! ¡Gracias, Geo!" - exclamó.

Justo en ese momento, un fuerte temblor sacudió el lugar.

"¿Qué fue eso?" - preguntó Geo, preocupado.

"Es el temido Rectángulo Torcido, que siempre se siente celoso de los demás. ¡Debemos ayudarlo a estar derecho!" - dijo Círculo.

Decididos a ayudarlo, se acercaron a Rectángulo, que estaba tan torcido que no podía moverse.

"No sé qué hacer ya, mis esquinas se han vuelto redondas" - llora Rectángulo.

"¡No te preocupes! Para estar recto de nuevo, solo debes concentrarte en tus medidas!" - dijo Geo.

Entonces, Círculo y Triángulo se unieron a Geo para ayudar a Rectángulo.

"¡Hagamos que cada lado tenga la misma medida!" - propuso Círculo.

"¡Yo lo haré!" - dijo Rectángulo, y, con esfuerzo, comenzó a ajustar los lados.

Finalmente, Rectángulo enderezó su figura y se sintió aliviado.

"¡Gracias chicos! Ahora soy un Rectángulo feliz," - dijo con alegría.

Pero aún había un último desafío por enfrentar.

"Geo," - dijo Círculo, "en el cielo hay un gran Hexágono, que ha perdido su brillo y necesita nuestra ayuda para brillar nuevamente."

Sin dudarlo, se miraron entre ellos y decidieron ayudarlo.

"¡Vamos!" - gritó Geo y corrieron hacia el Hexágono.

"¡Hola!" - dijo Hexágono, "Me siento gris y triste. He olvidado mi forma especial."

"No te preocupes," - dijo Geo, "debemos encontrar tus ángulos internos y sumarlos. ¿Cuántos lados tienes?"

"¡Seis lados!" - contestó el Hexágono.

Así, juntos, Geo y sus amigos comenzaron a contar y sumar los ángulos.

"¡Tus ángulos suman 720 grados, Hexágono! Ahora recuerda tu forma y tu brillo regresará," - explicó Geo.

Y así fue. Con el esfuerzo de todos, el Hexágono recuperó su brillo resplandeciente y sonrió.

"¡Estoy feliz de nuevo! Gracias, amigos!" - exclamó.

Con una sonrisa y un saludo de despedida, Geo comenzó a sentir que era hora de regresar a casa.

"No olvides que la geometría está siempre a tu alrededor, solo debes abrir los ojos!" - le dijo Círculo.

Y en un instante, Geo se encontró de vuelta en la biblioteca, con el libro en sus manos. La geometría había sido una aventura, y había nuevas formas y figuras por descubrir en su vida diaria. Desde ese día, Geo no solo aprendió sobre figuras, sino que también hizo nuevos amigos y supo que todos los problemas tienen solución si se trabaja en equipo. Lleno de entusiasmo, decidió que una vez más regresaría al mundo de la geometría, porque siempre hay algo nuevo que aprender.

FIN.

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