Georgy y el juego de Tita

Había una vez un pato llamado Georgy que vivía en un estanque rodeado de árboles y flores. A Georgy le encantaba nadar, jugar con sus amigos patos y comer deliciosas semillas.

Pero a pesar de su vida plácida, Georgy estaba preocupado por algo: tenía problemas para concentrarse en las tareas importantes. Un día, mientras jugaba con sus amigos en el estanque, se acercó a ellos la sabia tortuga Tita. "Hola, amigos", dijo Tita con su voz pausada.

"He notado que últimamente te cuesta mucho trabajo enfocarte en lo que es importante, Georgy". Georgy asintió tristemente. "Sí, Tita", dijo. "Me siento muy distraído todo el tiempo". "Entiendo cómo te sientes", dijo Tita comprensivamente.

"Pero tal vez haya algo que puedas hacer para mejorar tu concentración". "¿Algo como qué?", preguntó curioso Georgy. Tita sonrió sabiamente y sacó de su caparazón un juego de memoria hecho de hojas secas y ramitas.

"Esto es un juego que puede ayudarte a mejorar tu memoria y tu capacidad de concentración", explicó Tita mientras colocaba las piezas frente a los patos. Los amigos comenzaron a jugar al juego y pronto descubrieron que era divertido pero también desafiante.

Tenían que recordar dónde se encontraban las diferentes piezas para poder completar el rompecabezas correctamente. Después del juego terminado, Georgy se sintió más enfocado y seguro de sí mismo. "¡Gracias por ayudarme, Tita!", exclamó felizmente.

Pero Tita no había terminado su lección. "Recuerda, Georgy, la diversión y el aprendizaje pueden ir de la mano", dijo con una sonrisa. "Siempre hay algo que puedes hacer para mejorar tus habilidades y tu bienestar".

Georgy asintió con entusiasmo y se comprometió a seguir aprendiendo y mejorando en todo lo que hacía. Desde ese día, Georgy se convirtió en un pato más concentrado y seguro de sí mismo, capaz de enfrentar cualquier desafío que se le presentara.

Y aunque todavía disfrutaba nadar y jugar con sus amigos, ahora también sabía que podía aprender mientras se divertía. .