Ghia y el regalo del amor
Ghia se preocupaba mucho por el perrito que veía todos los días en la calle. Aunque ella quería ayudarlo, no sabía cómo hacerlo. Un día, Ghia decidió acercarse al perrito y hablarle. "Hola, lindo perrito.
¿Cómo estás?"- le preguntó Ghia con una sonrisa. El perrito movió su cola y le miró con ojos tristes. Parecía tener hambre y estar muy cansado.
"Pobrecito, seguro tienes mucha hambre"- dijo Ghia mientras buscaba en su mochila algo para darle de comer. Encontró una manzana y se la ofreció al perrito. Él la aceptó agradecido y comenzó a devorarla rápidamente. "Me alegra verte comiendo, amiguito"- dijo Ghia con ternura.
"¿Sabes qué? Me gustaría encontrar un hogar para ti donde te cuiden y te den todo el amor que mereces". El perrito pareció entender las palabras de Ghia y movió su cabeza como si estuviera asintiendo. A partir de ese momento, Ghia decidió llamarlo —"Bruno" .
Con Bruno a su lado, Ghia regresó a casa después del colegio todos los días para buscar información sobre cómo encontrar un hogar para él. Investiga en internet sobre refugios de animales cercanos y encontró uno llamado "Patitas Felices".
Era un lugar donde rescataban animales abandonados y les buscaban familias amorosas. Sin perder tiempo, Ghia contactó al refugio y les contó sobre Bruno.
Ellos estuvieron muy interesados en ayudar al pequeño perrito y le pidieron a Ghia que lo llevara al refugio para que pudieran cuidarlo. Ghia estaba emocionada y feliz de poder ayudar a Bruno. Al día siguiente, ella llevó a Bruno al refugio "Patitas Felices".
Allí, los voluntarios recibieron a Ghia y a Bruno con mucho cariño. "¡Hola! Soy Sofía, una de las voluntarias del refugio"- dijo una chica amable mientras acariciaba a Bruno. "Estoy segura de que encontraremos un hogar maravilloso para este lindo perrito".
Ghia se despidió de Bruno con lágrimas en los ojos pero sabiendo que estaba haciendo lo correcto. Confío en el trabajo del refugio y en su capacidad para encontrarle un hogar amoroso. Pasaron varias semanas y Ghia no dejaba de pensar en Bruno.
Se preguntaba si ya habría encontrado una familia. Un día recibió una llamada del refugio con buenas noticias. "¡Hola, Ghia! Queremos contarte que hemos encontrado una familia perfecta para Bruno"- le dijo Sofía emocionada.
"Son unas personas muy amorosas y estarán encantadas de tenerlo como parte de su familia". Ghia saltó de alegría al escuchar las noticias. Estaba feliz por Bruno y por la nueva familia que lo adoptaría.
Unos días después, Ghia fue invitada por el refugio para visitar la nueva casa de Bruno. Cuando llegó allí, vio a Bruno corriendo felizmente en un hermoso jardín lleno de flores. "¡Bruno!"- exclamó Ghia emocionada mientras se agachaba para abrazarlo.
"Estoy tan feliz de verte tan contento y amado". La familia adoptiva de Bruno agradeció a Ghia por haberlo encontrado y cuidado hasta que pudieran llevarlo a su hogar. Después de ese día, Ghia se sintió aún más motivada para ayudar a otros animales necesitados.
Comenzó a colaborar con el refugio "Patitas Felices" como voluntaria, ayudando en la búsqueda de hogares amorosos para muchos más perritos y gatitos. Ghia aprendió que, aunque pueda parecer difícil, siempre hay algo que podemos hacer para ayudar a los demás.
Y gracias a su valentía y dedicación, muchos animales encontraron un hogar lleno de amor y felicidad.
FIN.