Gigantes de Luz


Había una vez, en un mundo sin luz, donde todo era oscuro y sombrío, vivían unos gigantes desobedientes. Estos gigantes no respetaban ni obedecían a nadie, incluyendo al dios Viracocha, quien los había creado.

Viracocha estaba muy triste y desilusionado con su creación. Había esperado que sus gigantes fueran amables y respetuosos, pero se habían convertido en seres egoístas y malvados. Decidió que era momento de hacer algo para cambiar esto.

Un día, mientras los gigantes estaban durmiendo plácidamente bajo un cielo lleno de estrellas brillantes, Viracocha decidió enviar un mensaje a través de sus sueños.

Les mostró imágenes del daño que estaban causando a la tierra y cómo su comportamiento afectaba a todos los seres vivos. Al despertar, los gigantes se sintieron confundidos por lo que habían visto en sus sueños. Algunos comenzaron a cuestionarse su forma de actuar y buscaron maneras de mejorar como personas.

Entre ellos había uno llamado Kusi, quien se destacaba por su bondad y generosidad hacia los demás. Kusi decidió hablar con los otros gigantes e inspirarlos para cambiar sus vidas. "Amigos míos", dijo Kusi con voz firme pero amable-.

"Hemos sido creados por el gran dios Viracocha para ser buenos y cuidar de la tierra que nos ha dado vida. Es hora de dejar atrás nuestras acciones egoístas y empezar a ayudarnos mutuamente".

Los otros gigantes escucharon atentamente las palabras de Kusi y, poco a poco, comenzaron a comprender que su manera de actuar no era la correcta. Juntos, decidieron hacer las paces con Viracocha y pedirle perdón por su comportamiento. Viracocha, al ver el cambio en los gigantes, decidió darles una segunda oportunidad.

Pero esta vez, quería asegurarse de que aprendieran la lección de cuidar y respetar la tierra. Entonces, Viracocha envió un diluvio que sumergió toda la tierra bajo el agua.

Los gigantes se encontraron nadando en medio del océano sin saber qué hacer. Pero Kusi recordó las enseñanzas del dios y les dijo:"Amigos míos, debemos trabajar juntos para sobrevivir a este diluvio.

Si nos ayudamos mutuamente y cuidamos de los demás seres vivos en este momento difícil, podremos superarlo". Los gigantes siguieron el consejo de Kusi y comenzaron a buscar formas de ayudarse unos a otros.

Construyeron balsas improvisadas para salvar a los animales atrapados en el agua y compartieron sus alimentos escasos con aquellos que tenían menos. Después de varios días difíciles, finalmente el diluvio cesó y la tierra emergió nuevamente del agua. Los gigantes habían aprendido una valiosa lección sobre la importancia del respeto hacia todos los seres vivos.

Viracocha estaba orgulloso de ellos y decidió recompensar su cambio positivo otorgándoles una nueva luz: el sol. A partir de ese día, los gigantes prometieron cuidar siempre de la tierra y recordar las enseñanzas del dios Viracocha.

Así, los gigantes se convirtieron en seres amables y respetuosos. Aprendieron a valorar la importancia de cuidar de la tierra y de todos los seres vivos que en ella habitaban.

Y desde entonces, su legado ha sido transmitido a generaciones futuras como una inspiración para vivir en armonía con el mundo que nos rodea.

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