Gío and the Monster Birthday



Había una vez un niño llamado Gío que estaba muy emocionado porque pronto cumpliría 7 años.

Él era un niño muy especial, ya que le encantaba todo lo relacionado con Halloween: los esqueletos, los monstruos y las calabazas eran sus cosas favoritas. Gío tenía muchos amigos en la escuela, pero ninguno de ellos compartía su pasión por el Hallowing. Todos preferían jugar al fútbol o a las muñecas, pero a Gío eso no le importaba.

Él sabía que era único y quería celebrar su cumpleaños de una manera especial. Un día, mientras caminaba por el parque pensando en cómo hacerlo, se encontró con un viejo libro en un banco.

El libro parecía antiguo y misterioso, así que Gío decidió llevárselo a casa para investigarlo.

Cuando abrió el libro, descubrió algo asombroso: ¡era un libro de hechizos! Gío sabía que debía tener cuidado con la magia, pero también sabía que este libro podría ayudarlo a cumplir su deseo de celebrar su cumpleaños rodeado de esqueletos y monstruos. Decidió probar uno de los hechizos más sencillos del libro.

Siguiendo las instrucciones al pie de la letra, dibujó un círculo en el suelo y recitó unas palabras mágicas: "Esqueletos y monstruos quiero invitar, mi cumpleaños especial quiero festejar". De repente, el círculo brilló intensamente y cuando Gío abrió los ojos se encontró rodeado de esqueletos y monstruos de todas las formas y tamaños.

Estaba tan emocionado que no podía creerlo. "¡Wow! ¡Qué genial!", exclamó Gío, riendo y saltando de alegría. "Gracias por venir a mi cumpleaños, amigos". Los esqueletos y monstruos se miraron entre sí, confundidos pero curiosos.

Uno de ellos, un esqueleto simpático llamado Osvaldo, se acercó a Gío y le preguntó:"Disculpa, ¿por qué nos has invitado a tu cumpleaños? No estamos acostumbrados a celebrar estas cosas". Gío sonrió y les explicó que él amaba Halloween y quería compartir su pasión con ellos.

Les contó sobre los disfraces divertidos, los caramelos deliciosos y todas las historias espeluznantes que solían contar en esa época del año.

Los esqueletos y monstruos escucharon atentamente la historia de Gío e inmediatamente comenzaron a cambiar de opinión sobre el Hallowing. Se dieron cuenta de que también podrían disfrutar de una fiesta llena de diversión y risas.

Así que todos juntos comenzaron a preparar la fiesta: decoraron la casa con telarañas falsas, pusieron calabazas talladas como lámparas espeluznantes e incluso hicieron una piñata en forma de fantasma. El día del cumpleaños llegó finalmente. Los amigos esqueletos y monstruos estaban muy emocionados por asistir a su primera fiesta de Hallowing.

Todos vinieron vestidos con sus mejores disfraces y trajeron deliciosos caramelos para compartir. Gío estaba radiante de felicidad al ver a todos sus amigos disfrutando de la fiesta. Bailaron, jugaron a juegos espeluznantes y se divirtieron muchísimo.

Fue el mejor cumpleaños que Gío podría haber imaginado. Al final de la fiesta, cuando los esqueletos y monstruos se estaban despidiendo, Gío les dio las gracias por haber hecho su cumpleaños tan especial.

Les dijo que nunca olvidaría esta experiencia y que siempre recordaría a sus nuevos amigos con mucho cariño. Los esqueletos y monstruos también le dieron las gracias a Gío por abrirles los ojos sobre la magia del Hallowing.

A partir de ese día, comenzaron a celebrar Halloween cada año y siempre recordaban con alegría aquel cumpleaños tan especial. Y así, Gío demostró que no importa cuán diferentes sean tus gustos o pasiones, siempre puedes encontrar una manera de compartirlos con los demás.

Nunca debes tener miedo de ser diferente, porque eso es lo que te hace único y especial. Y recuerda: ¡la magia está en tus manos!

FIN.

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