Giovani y la montaña de los sueños



Había una vez un pequeño pueblo al pie de una montaña majestuosa, donde vivía un niño llamado Giovani. Giovani era un soñador. Le encantaba mirar las nubes y pensar en lo que había al otro lado de la montaña.

Un día, mientras jugaba en el campo, encontró una guitarra olvidada. La tomó entre sus manos y empezó a tocar. Aunque no sabía cómo, las notas comenzaron a fluir. Pronto, otros niños del pueblo se unieron a él.

"¡Qué lindo suena!" - dijo Clara, una niña de su clase.

"¡Deberíamos hacer algo con esto!" - sugirió Tomas.

Giovani pensó por un momento.

"Podríamos hacer un espectáculo y recaudar dinero para ayudar a los animales que viven en la montaña, están en peligro de extinción!"

Todos estuvieron de acuerdo y comenzaron a ensayar. Las tardes estaban llenas de música y risas. Pero a medida que se acercaba el día del espectáculo, la inseguridad se apoderó de Giovani.

"No sé si puedo hacerlo. ¿Y si la gente no viene?" - se quejaba.

"Giovani, si no lo intentás, nunca lo sabremos" - le respondió Clara.

"Además, si fallas, al menos habremos intentado" - añadió Tomas.

Con esas palabras, Giovani se llenó de determinación. En el día del espectáculo, el pueblo se llenó de gente. La ansiedad creció en su pecho.

"¿Y si me pongo nervioso?" - murmuró.

Pero cuando subieron al escenario y comenzó a tocar su guitarra, todo cambió. La música llenó el aire y las preocupaciones desaparecieron. La gente sonrió, aplaudió y coreó las canciones que habían creado juntos. Al final, el público se levantó y aplaudió de pie.

"¡Bravo!" - gritaron.

Cuando terminó, tuvieron más dinero del que habían esperado.

"Lo hemos logrado, Giovani!" - exclamó Tomas emocionado.

Decidieron donar todo a una organización que cuidaba de los animales de la montaña. Al día siguiente, Giovani se sintió diferente. Había aprendido que, aunque a veces temía, la música siempre encontraba el camino para unir a las personas.

"Gracias por creer en mí, amigos. Juntos podemos hacer maravillas" - les dijo.

Y así, con la naturaleza salvada y una hermosa amistad forjada, Giovani entendió que seguir sus sueños valía la pena. Desde aquel día, nunca dejó de soñar y siempre miró la montaña con esperanza, sabiendo que había un mundo lleno de posibilidades esperándolo justo al otro lado.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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