Girasol y el Ente Maligno



En un pequeño pueblo llamado Jardín de Luz, había un girasol muy especial llamado Girasol. Era un girasol alegre, que siempre sonreía al sol y bailaba al ritmo del viento. Sin embargo, un día, llegó al pueblo un Ente Maligno que había decidido oscurecer la alegría del lugar y apagar la luz de Girasol.

El Ente Maligno, con su sombra espesa y voz profunda, comenzó a asustar a los habitantes del pueblo. Mientras Girasol disfrutaba de su danza bajo el sol, el Ente se acercó a él y dijo:

"Girasol, dejarás de brillar. La oscuridad será la nueva reina de este lugar."

Girasol, sin dejarse amedrentar, respondió con su voz dulce:

"No puedo dejar de brillar, porque cada rayo de sol me da fuerza. Tu oscuridad no puede vencer a la luz."

El Ente se rió, pero Girasol decidió no rendirse. En lugar de esconderse, habló con los demás habitantes del pueblo, invitándolos a unirse a él en su danza al sol. Con cada movimiento, Girasol y sus amigos llenaron el aire de risas y colores.

La luz de su energía comenzó a dispersar la sombra del Ente, que furioso gritó:

"¡No pueden vencerme! ¡La oscuridad siempre reinará!"

Pero los habitantes estaban decididos a luchar. Se unieron en círculo alrededor de Girasol, sosteniendo sus manos y creando un halo de luz que deslumbraba al Ente Maligno.

"Juntos somos más fuertes", gritó Girasol.

"La amistad y la alegría son las mejores armas contra la oscuridad."

El Ente, quien nunca había presenciado tal fuerza, empezó a debilitarse. Sus sombras retrocedían y su voz se tornaba temblorosa.

"¿Qué es esto? ¡No puede ser! ¡No tengo poder aquí!"

"¡La risa, la música y el amor son más poderosos que la oscuridad!", exclamó Girasol, mientras comenzaba a bailar más rápido y más alto. Su baile irradiaba luz y cada giro fortalecía aún más a sus amigos.

Al ver que la luz de Girasol y su amistad estaban derrotando su sombra, el Ente Maligno, lleno de miedo, decidió retirarse.

"¡Me iré! Pero volveré en otra ocasión!"

"No importa cuántas veces regreses, seremos más fuertes porque estamos juntos", respondió Girasol con confianza.

Con una explosión de luz y risas, los habitantes de Jardín de Luz celebraron su victoria. Se dieron cuenta de que, con unidad y amor, podían superar cualquier adversidad. Girasol se convirtió en un símbolo de esperanza y alegría en el pueblo.

Desde ese día, cada año se celebraba un festival en honor a Girasol. La gran fiesta incluía danzas bajo el sol, música y, por supuesto, un gran ramo de girasoles que se colocaba en el centro del pueblo para recordarles a todos que la luz siempre vencerá a la oscuridad, siempre que el amor y la amistad estén presentes.

Así, el pueblo de Jardín de Luz aprendió que, aunque a veces la oscuridad puede parecer abrumadora, siempre hay una luz que puede brillar incluso en los momentos más difíciles, y que juntos pueden superar cualquier cosa. Girasol siguió danzando al sol, recordando a todos que el verdadero poder reside en la unidad y la alegría.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!