Girasol y su valiente decisión
En un reino muy lejano, vivía una princesa llamada Girasol. Ella era conocida por su belleza y su dulce risa, pero también por ser un poco asustadiza. A Girasol le encantaba pasear por los jardines del palacio, donde las flores brillaban como el sol y los pájaros cantaban alegres canciones.
Un día, mientras Girasol disfrutaba de un charquito con su amiga la mariposa Lila, apareció el príncipe Romeo, un joven apuesto pero con un corazón negro como la noche.
"Hola, princesa Girasol. Hermosa como siempre", dijo Romeo con una sonrisa que no llegaba a sus ojos.
Girasol se sintió incómoda y, sin prestarle atención, continuó su paseo.
Días después, Romeo decidió que quería casarse con Girasol. Sin embargo, la princesa no sentía lo mismo.
"Princesa, ¿te gustaría ser mi esposa?", preguntó Romeo, arrodillándose frente a ella.
Girasol, con una voz temblorosa, respondió:
"Lo siento, pero no puedo aceptar tu propuesta. No siento lo mismo por ti."
Esta respuesta enfureció a Romeo, quien, en lugar de rendirse, comenzó a seguir a Girasol por todo el reino, tratando de convencerla de que lo amara.
Un día, después de un largo día persiguiéndola, Girasol se encontró con un rey amable llamado León, quien siempre trataba a los demás con respeto y bondad. Al ver la angustia en los ojos de la princesa, se acercó y le preguntó:
"¿Qué te preocupa, querida Girasol?"
Girasol le contó sobre Romeo y su insistencia. León, con un rostro comprensivo, le dijo:
"No te preocupes, Girasol. El amor verdadero no debería sentirse como una obligación. Siempre debes seguir tu corazón."
Justo en ese momento, Romeo apareció de repente y, furioso, gritó:
"Tú no puedes quitarme a Girasol! Me pertenece, y nadie más debe estar cerca de ella."
León, sin inmutarse, respondió con firmeza:
"El amor no se obliga, Romeo, se gana con respeto y bondad. Si no lo entiendes, perderás a Girasol para siempre."
Girasol sintió una gran fuerza en las palabras del rey. Finalmente, se dio cuenta de que no podía vivir atemorizada. Con voz clara, le dijo a Romeo:
"No quiero estar con alguien que no entiende lo que es el amor."
Sintiéndose finalmente libre, Girasol tomó la mano del rey León.
Desde ese día, Girasol aprendió a valorarse a sí misma y siguió su camino junto a alguien que realmente la respetaba y quería. En el reino también se celebró una gran fiesta para honrar su valentía y la importancia de seguir el corazón.
Y así, Girasol y León gobernaron el reino con justicia y felicidad, rodeados de paz y amor verdadero. Y Girasol aprendió que ser valiente no significaba no sentir miedo, sino hacer lo correcto a pesar de él.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.