Gladimir y el Campo de Colores



Era una vez un pequeño conejo llamado Gladimir, que vivía en un amplio campo lleno de flores de todos los colores. Sin embargo, nuestro amigo tenía un pelaje gris muy especial que lo hacía destacar entre todos los demás animales. Mientras todos jugaban bajo el sol y disfrutaban de la primavera, Gladimir se sentía un poco triste porque siempre soñaba con tener un color brillante como el de sus amigos.

Un día, mientras saltaba por el campo, encontró a su amiga la mariposa Clara. Ella era conocida por sus hermosas alas de colores.

"Hola, Gladimir! ¿Por qué pareces tan down?" - preguntó Clara, batiendo sus alas coloridas.

"Hola, Clara. Es que me gustaría ser de un color diferente, como tú. A veces siento que mi pelaje gris no es tan lindo como el de los demás" - respondió Gladimir, con tristeza en su voz.

"Pero, Gladimir, tu color gris es especial. Te hace único. Cada color tiene su belleza, pero lo más importante es ser feliz con lo que uno es" - dijo Clara, tratando de animarlo.

Gladimir se sintió un poco mejor, pero aún deseaba experimentar lo que era ser de un color brillante. En ese mismo momento, decidió que iba a intentar cambiar su color. Se acordó de un cuento que le había contado su mamá sobre un artista que podía pintar el mundo. Rápidamente, corrió hacia el gran árbol en el centro del campo, donde vivía el anciano zorro Rocco, reconocido por su habilidad para crear colores con su magia.

"¡Rocco!" - gritó Gladimir al llegar al árbol "¿Puedes ayudarme a cambiar mi color?" -

El zorro lo miró con una sonrisa sabia.

"¿Y por qué querrías cambiar quién eres, Gladimir?" - preguntó Rocco, mientras se acomodaba las gafas.

"Porque creo que ser de otro color es mejor. Todos los demás animales son tan coloridos y felices" - contestó Gladimir, inseguro.

"Déjame mostrarte algo, pequeño amigo" - dijo Rocco. Con un movimiento de su cola, hizo aparecer un espejo mágico. Cuando Gladimir miró su reflejo, vio a todos los animales del campo con diferentes colores, pero al lado de ellos, destacó su hermoso pelaje gris.

"Mirá”, dijo Rocco. “En el campo, el gris también hace parte de esta paleta de colores. Cada uno tiene su razón de ser. Mira cómo tu brillo resalta entre los demás, como una nube gris que da espacio para un bello arcoíris" - explicó el anciano.

Gladimir comenzó a comprender, pero aún dudaba.

"No sé si estoy tan seguro, Rocco. A veces me da miedo no ser como los demás" - admitió.

"A veces, ser diferente es lo que realmente nos convierte en especiales. Este campo no sería el mismo sin tu color. Y, lo más importante, recuerda que ser auténtico es lo que te hace verdaderamente feliz" - aconsejó el zorro.

Gladimir decidió que no quería cambiar su pelaje, ya que se sentía orgulloso de ser él mismo. En ese momento, un grupo de flores comenzó a bailar en el campo y todas las mariposas se unieron en un hermoso vuelo que creó un espectáculo de colores.

"¡Mirá, Gladimir!" - gritó Clara. "Tu pelaje gris refleja todos esos colores. Eres parte del campo de una manera única."

Él sonrió y, gracias a Rocco, estaba listo para alegrar a los demás. Desde ese día, Gladimir usó su pelaje gris como símbolo de su individualidad y se dedicó a mostrar a todos lo valioso que era ser auténtico.

Así, el pequeño conejo gris se convirtió en el mejor amigo de todos los animales, recordándoles que cada uno era único y que la belleza estaba en aceptar y amar quienes eran.

Y así, el campo continuó lleno de risas, juegos y colores; porque gracias a Gladimir, todos aprendieron que la diversidad es lo que hace al mundo un lugar mágico.

FIN.

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