Globos al vuelo
Había una vez, en el jardín pinitos de sala verde, un grupo de alumnos muy traviesos y divertidos.
Entre ellos se encontraba Jimena, una señorita joven y alegre, y la directora Sandra, quien siempre buscaba enseñarles cosas nuevas de manera divertida. Un día soleado, mientras los niños jugaban en el patio del jardín, Jimena tuvo una idea para hacer algo diferente. Les propuso a sus alumnos que realizaran una obra de teatro improvisada.
- ¡Chicos! ¿Qué les parece si hacemos una obra de teatro? Ustedes serán los actores y yo seré la directora - dijo Jimena emocionada. Los niños se miraron unos a otros con entusiasmo y aceptaron el desafío.
Se pusieron manos a la obra para crear sus disfraces y ensayar las escenas. Pero lo que no sabían era que esa tarde iba a estar llena de sorpresas.
Mientras tanto, la directora Sandra preparaba un picnic en el patio del jardín como premio por el esfuerzo de los chicos. Preparó sándwiches, jugo de frutas y algunas golosinas saludables para compartir entre todos. Cuando llegó la hora del espectáculo, los niños estaban ansiosos por mostrar todo lo que habían ensayado.
Montaron un pequeño escenario con cajas y telas coloridas e invitaron a todos los demás alumnos del jardín a presenciar su actuación. La obra comenzó con risas y aplausos.
Los niños demostraron su creatividad interpretando diferentes personajes: animales de la selva, superhéroes e incluso princesas encantadas. Todos estaban disfrutando del espectáculo, pero lo mejor estaba por venir. En medio de la obra, cuando los niños representaban una escena en la que debían volar como aviones, algo inesperado sucedió.
Los globos que habían usado para decorar el escenario se soltaron y comenzaron a elevarse por el cielo. - ¡Miren! ¡Nuestros aviones están volando de verdad! - exclamó uno de los niños sorprendido.
Todos miraron asombrados cómo los globos se alejaban en el aire. Jimena rápidamente improvisó una nueva escena en la que los personajes tenían que ir a buscar sus aviones perdidos al cielo. Los niños corrieron emocionados detrás de los globos, mientras todos reían sin parar.
Después de un rato, decidieron dejar de perseguir los globos y volver al picnic que Sandra había preparado. Se sentaron en el pasto y compartieron las deliciosas viandas entre risas y anécdotas sobre la aventura con los globos.
- Chicos, hoy aprendimos algo muy importante: aunque las cosas no salgan siempre como esperamos, podemos encontrar diversión y alegría en cada situación - les dijo Jimena con una sonrisa. Los niños asintieron con entusiasmo mientras disfrutaban del picnic bajo el sol.
Ese día quedó marcado en sus corazones como uno de los más divertidos y especiales del jardín pinitos de sala verde.
Desde ese momento, cada vez que algo no salía como esperaban o enfrentaban un pequeño problema, recordaban aquel día lleno de risas y travesuras. Aprendieron a encontrarle el lado divertido a cada situación y a disfrutar al máximo de cada momento.
Y así, el jardín pinitos de sala verde se convirtió en un lugar donde la diversión y el aprendizaje siempre iban de la mano, gracias a los niños traviesos, Jimena y la directora Sandra.
FIN.