¡Gol con comida saludable!



Había una vez un niño llamado Theo, quien tenía una personalidad muy peculiar. Era sonámbulo, lo que significa que dormía profundamente y se levantaba de la cama sin darse cuenta.

Pero eso no era todo, a Theo le encantaba jugar al fútbol y siempre estaba buscando una oportunidad para patear el balón. Además, tenía un gran amor por los dulces y no podía resistirse a ellos.

Un día, mientras dormía profundamente en su habitación, Theo comenzó a soñar que estaba jugando un partido de fútbol en el estadio más grande del mundo. Él era el capitán del equipo y todos sus amigos estaban allí animándolo desde las gradas.

En medio del sueño, Theo se levantó sonámbulo y comenzó a correr por toda la casa con los ojos cerrados como si estuviera jugando al fútbol en su sueño.

Saltaba sobre los muebles y esquivaba imaginarios defensores mientras gritaba emocionado:- ¡Gol! ¡Soy imparable! Los padres de Theo se despertaron asustados al escuchar todo el ruido que hacía su hijo mientras dormía. Corrieron hacia su habitación solo para ver cómo saltaba en la cama como si fuera un arquero defendiendo un tiro penal.

Preocupados por su seguridad, decidieron llevarlo al médico para buscar una solución a este extraño comportamiento nocturno. El médico les explicó que ser sonámbulo era algo normal en algunos niños y que no había nada de qué preocuparse.

Sin embargo, les recomendó tomar algunas medidas de precaución para evitar cualquier accidente durante las noches. Le sugirió a los padres que colocaran una barrera en la puerta de la habitación de Theo para evitar que saliera sonámbulo y se lastimara.

Los padres siguieron el consejo del médico y colocaron una puerta de seguridad en la habitación de Theo. Aunque al principio se sintió un poco atrapado, pronto entendió que era por su propia seguridad.

Mientras tanto, Theo seguía soñando con ser un gran futbolista. Pero ahora, cuando se levantaba sonámbulo, solo podía jugar en su habitación sin hacerse daño ni romper nada. Un día, mientras jugaba dormido en su cuarto, Theo encontró un balón nuevo que sus padres le habían regalado.

Era el balón más hermoso que había visto nunca y estaba lleno de dulces en su interior. No pudo resistirse a la tentación y comenzó a comerlos uno tras otro mientras seguía pateando el balón.

De repente, escuchó una voz proveniente del balón:- ¡Theo! ¿Qué estás haciendo? ¡No deberías comer tantos dulces! Sorprendido, miró hacia abajo y vio cómo el balón cobraba vida frente a sus ojos.

Era un pequeño hada llamada Dulcinea, quien había sido encantada dentro del balón por haber comido demasiados dulces. Dulcinea le explicó a Theo cómo los dulces no eran saludables si se comían en exceso y cómo eso afectaba negativamente su rendimiento deportivo.

Le contó sobre la importancia de llevar una alimentación equilibrada para tener energía durante los partidos de fútbol. Theo quedó impresionado por la sabiduría de Dulcinea y decidió cambiar sus hábitos alimenticios. Comenzó a comer más frutas y verduras, limitando la cantidad de dulces que consumía.

Con el tiempo, Theo se dio cuenta de que tenía más energía para jugar al fútbol y su rendimiento mejoró considerablemente.

Aprendió a equilibrar su amor por el fútbol con una dieta saludable, convirtiéndose en un ejemplo para todos los niños de su equipo. Desde aquel día, Theo siguió siendo sonámbulo, pero ahora solo se levantaba para jugar al fútbol en su habitación.

Y aunque aún disfrutaba de un dulce ocasionalmente, aprendió a controlarse y entender que la moderación era clave. Y así fue como Theo descubrió que seguir sus pasiones no significaba descuidar su salud. Aprendió que ser disciplinado en lo que amas es fundamental para alcanzar tus metas y ser feliz.

Y colorín colorado, esta historia del pequeño sonámbulo futbolista ha terminado ¡y ahora es momento de ir a dormir!

FIN.

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