Goles de amistad



Había una vez en un barrio muy alegre y colorido, dos amigos llamados Ángel y Alejandro. Les encantaba jugar al fútbol juntos en la plaza todos los días después de la escuela.

Ángel era muy bueno pateando la pelota con su pierna derecha, mientras que Alejandro tenía un gran talento para hacer regates con la izquierda. Un día soleado, Ángel y Alejandro decidieron desafiar a dos chicos mayores a un partido de fútbol.

Los chicos aceptaron el desafío y comenzó el emocionante partido. El equipo de Ángel y Alejandro estaba perdiendo por un gol cuando faltaban solo cinco minutos para que terminara el juego.

"¡Vamos Ángel, podemos dar vuelta este partido si trabajamos juntos!" -gritó Alejandro animando a su amigo. Ángel asintió con determinación y se pusieron manos a la obra. Comenzaron a pasar la pelota entre ellos, creando jugadas increíbles que dejaban boquiabiertos a sus rivales.

Con tan solo un minuto restante, lograron empatar el partido gracias a un golazo de Ángel. La plaza estalló en aplausos y gritos de alegría.

Los chicos mayores felicitaron a Ángel y Alejandro por su increíble trabajo en equipo, reconociendo su habilidad para jugar al fútbol. Desde ese día, Ángel y Alejandro se convirtieron en los héroes del barrio. Todos los niños querían ser como ellos, no solo por su talento en el fútbol, sino también por su amistad inquebrantable.

"¡Nunca hubiéramos logrado esto sin trabajar juntos!" -dijo Ángel sonriendo. "Así es amigo, juntos siempre somos más fuertes" -respondió Alejandro emocionado.

Y así, Ángel y Alejandro demostraron que con esfuerzo, trabajo en equipo y amistad sincera se pueden alcanzar grandes cosas. Jugar al fútbol no solo les enseñó habilidades deportivas, sino también importantes lecciones sobre compañerismo y solidaridad que llevarían consigo toda la vida.

FIN.

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