Gorila el salvador de Bananalandia



Había una vez un pequeño pueblo llamado Bananalandia, donde todos los habitantes vivían felices y contentos gracias a su principal fuente de ingresos: las bananas. Pero un día, algo extraño comenzó a suceder.

La inflación empezó a subir sin control y la gente comenzó a preocuparse. "¿Qué está pasando? ¿Por qué todo está tan caro?"- se preguntaban entre ellos.

La situación empeoraba cada vez más, hasta que llegó el momento en que la gente no podía pagar por lo que necesitaba. Las tiendas cerraban y los trabajadores perdían sus empleos. La crisis había llegado al pueblo y nadie sabía qué hacer.

Un día, mientras caminaba por el bosque cercano al pueblo, un pequeño mono llamado Gorila escuchó el llanto de una niña. Se acercó sigilosamente para ver qué estaba pasando y encontró a Ana, una niña triste porque su familia no tenía suficiente dinero para comprar comida.

Gorila se dio cuenta de que debía hacer algo para ayudar al pueblo de Bananalandia. Entonces tuvo una idea brillante: usar el viento para llevar las bananas del otro lado del río hasta el pueblo.

"¡Todos! ¡Escúchenme!"- gritó Gorila desde lo alto de un árbol cuando llegó al centro del pueblo. "He descubierto cómo podemos traer más bananas sin tener que pagar tanto por ellas".

La gente se reunió en torno a él y Gorila les explicó cómo podían usar el viento para llevar las bananas desde la otra orilla del río sin tener que pagar por transporte o impuestos adicionales. "¡Esperen! ¿Cómo vamos a hacer eso?"- preguntó un hombre mayor. "Fácil"- respondió Gorila con una sonrisa en su rostro.

"Solo necesitamos construir unos grandes ventiladores para que el viento sople las bananas hacia acá". La gente estaba sorprendida, pero emocionada. Todos se pusieron manos a la obra y empezaron a construir los ventiladores más grandes que habían visto jamás.

Y cuando estuvieron listos, todos los habitantes del pueblo se reunieron alrededor de ellos y esperaron el momento perfecto para encenderlos.

Cuando finalmente lo hicieron, comenzó un gran revuelo mientras las bananas volaban por los aires y caían suavemente en el suelo del pueblo. La gente estaba feliz y contenta porque ahora podían comprar todas las bananas que quisieran sin tener que preocuparse por los precios exorbitantes.

Y así, gracias a la astucia de Gorila y la colaboración del pueblo de Bananalandia, lograron superar la inflación y salir adelante juntos como una comunidad fuerte e ingeniosa. A partir de ese día, todos aprendieron la importancia de trabajar juntos para encontrar soluciones creativas ante cualquier problema que pudiera surgir.

FIN.

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