Grandes Amigos


Tomas y Milo eran dos niños muy diferentes, pero eso no les impedía ser grandes amigos. En el jardín de infantes, siempre jugaban juntos y se cuidaban mutuamente. Un día, durante el recreo, Tomas tropezó y cayó al suelo.

Milo corrió hacia él y le extendió la mano. "¿Estás bien, Tomas?" -preguntó preocupado. "Sí, gracias, Milo. Gracias por ayudarme" -respondió Tomas mientras se levantaba con la ayuda de su amigo. Desde ese día, Tomas y Milo se volvieron inseparables.

Juntos construyeron castillos de arena, compartieron sus juguetes y se animaron mutuamente en las actividades de la escuela. Llegó un día en el que Milo se sintió triste porque no entendía una lección.

Tomas se sentó a su lado y le explicó con paciencia. "¡Gracias, Tomas! Ahora lo entiendo mucho mejor" -dijo Milo, sonriendo. La amistad entre Tomas y Milo demostraba que la verdadera amistad no conoce diferencias.

El compañerismo, la solidaridad y la empatía hicieron de ellos dos grandes amigos para toda la vida.

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