Grang Man y el Gran Desafío del Barro
En un lugar muy especial, donde los campos eran verdes y el agua brillaba bajo el sol, vivía Grang Man, un hombre de 38 años dedicado a cuidar su granja de agua. Era un gran amigo de todos los animales y siempre ayudaba a sus vecinos a mantener la ciudad limpia y hermosa. En la otra esquina del mundo, en una gran granja de barro, vivía Cochino Man, un travieso niño de 7 años, que junto a sus 6 hermanos, pasaba horas divirtiéndose mientras ensuciaba todo a su alrededor con barro y se divertía transformando a sus víctimas en zombis de barro.
Una mañana, Grang Man, mientras estaba regando sus plantas y cantando, vio un humo gris que venía de la dirección de la ciudad. "¡Eso no es bueno!", exclamó preocupado. Al acercarse, se encontró con que Cochino Man había desatado su travesura de barro, llenando las calles de la ciudad con lodo, y ya había empezado a convertir a los ciudadanos en zombis de barro.
"¡Cochino Man! ¿Qué estás haciendo aquí? ¡Estás ensuciando nuestra ciudad!"-, gritó Grang Man con firmeza.
"¡Es solo un poco de barro! ¡Mirá cómo se divierten mis zombis!"-, respondió Cochino Man riendo, mientras sus hermanos aplaudían la travesura.
Grang Man sabía que debía detenerlo, pero se le ocurrió una idea. En lugar de enojarse, decidió hablar con él. Se acercó y le dijo:
"¿Sabés? El barro es muy divertido, pero también puede hacer mucho daño. ¿No preferirías usarlo para crear algo bonito?"-
Cochino Man se quedó pensativo. Nunca había pensado en usar el barro de una manera diferente.
"Pero... ¿qué podría hacer con barro?"-
Grang Man sonrió y le respondió:
"Podemos hacer esculturas. ¡Podemos crear un gran lago de barro donde todos los niños puedan jugar! ¡Te prometo que se divertirán mucho más que convirtiendo a la gente en zombis!"-
Los ojos de Cochino Man brillaron por un momento, pero luego el rayo de la travesura volvió a su mirada:
"¿Y si no les gusta?"-
"Yo te ayudo. Juntos, podemos demostrarles lo divertido que es crear en vez de destruir. ¡Mirá, a la granja de agua le encanta atraer a la gente!"-
Luego, Grang Man le llevó a su granja de agua y juntos comenzaron a planear. Pensaron en construir un gran lago de barro donde los niños pudieran hacer canoas y jugar.
Con la ayuda de sus hermanos, Cochino Man comenzó la obra, y pronto muchos niños se acercaron intrigados por el gran proyecto. Grang Man fue enseñando a los niños cómo usar el barro para hacer figuras divertidas, y todos se unieron en el trabajo.
Un giro inesperado ocurrió cuando un grupo de niños, al ver a Cochino Man tan feliz creando en lugar de ensuciando, corrieron a invitar a todos los habitantes de la ciudad.
En un abrir y cerrar de ojos, la granja de barro se convirtió en un centro de armonía y diversión: allí, los ciudadanos comenzaban a formar nuevas amistades y a olvidar las viejas aventuras de los zombis de barro.
"¡Mirá! Todos se están divirtiendo y tú también, Cochino Man. ¿Ves cómo es mejor crear que destruir?"-, le dijo Grang Man, mientras observaban a todos jugar llenos de barro pero riendo sin parar.
Al final del día, mientras el sol se ocultaba sobre el gran lago de barro, Cochino Man sonrió por primera vez.
"¡Gracias, Grang Man! ¡Tenías razón! ¡Esto es mucho más divertido!"-
Y desde ese día, Cochino Man y sus hermanos dejaron de hacer travesuras malignas y empezaron a usar su energía para crear nuevas aventuras y alegrías para todos. Grang Man siempre estuvo a su lado, enseñándoles que hay un mejor camino que el barro para construir sonrisas. La granja de agua y la granja de barro se convirtieron en dos lugares llenos de risas, juegos y mucho barro, pero de la mejor forma.
FIN.