Guadalupe y la danza del color



Había una vez en un pequeño pueblo de la costa, una niña llamada Guadalupe.

Guadalupe era conocida por todos en el pueblo por llevar siempre una tela colorida en la cabeza y bailar champeta con tanta energía que parecía que su cuerpo se movía al ritmo del viento. Un día, mientras Guadalupe bailaba en la plaza del pueblo, un grupo de niños se acercó a ella y comenzaron a burlarse de su tela en la cabeza.

"¡Mira a la niña rara con esa cosa en la cabeza!", decían entre risas. Guadalupe los ignoró y siguió bailando con más fuerza que nunca.

-¡Hey tú! ¿Por qué llevas eso en la cabeza? ¡Qué ridículo! -le dijo uno de los niños. Guadalupe se detuvo por un momento, miró a los niños con una sonrisa y les respondió: "Esta tela es especial para mí. Me recuerda a mi abuelita, quien me enseñó a bailar champeta cuando era pequeña.

Me hace sentir fuerte y feliz". Los niños se quedaron sorprendidos por las palabras de Guadalupe y poco a poco dejaron de reírse. Algunos incluso empezaron a moverse al ritmo de la música junto a ella.

Desde ese día, Guadalupe se convirtió en inspiración para todos en el pueblo.

Su pasión por el baile y su actitud positiva enseñaron a los demás que no importa lo que otros piensen, lo importante es ser fiel a uno mismo y seguir adelante con alegría. Un año después, llegó al pueblo un famoso coreógrafo que buscaba talento para su próxima obra musical.

Al ver a Guadalupe bailar champeta con tanta pasión y estilo, no dudó en invitarla a formar parte del espectáculo. -¡Guadalupe! ¡Eres increíble! ¿Te gustaría venir conmigo y mostrar tu talento al mundo entero? -le dijo emocionado el coreógrafo. Guadalupe no podía creerlo. Estaba tan emocionada que apenas podía contener la felicidad que sentía en su corazón.

-¡Sí! ¡Claro que sí! -respondió Guadalupe saltando de alegría. Así fue como Guadalupe dejó su pequeño pueblo para embarcarse en una gran aventura llena de bailes, música y nuevas amistades.

A partir de entonces, cada vez que alguien le preguntaba sobre la tela colorida en su cabeza, ella respondía con orgullo: "Esta tela representa mi historia, mi cultura y mi pasión por el baile".

Y así, Guadalupe demostró al mundo entero que no importa cómo luzcas o qué piensen los demás; lo único importante es ser auténtico, valiente y seguir tus sueños sin importar las adversidades.

FIN.

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