Guardianes de la naturaleza



Había una vez un grupo de niños y niñas de tercer grado que estaban muy emocionados porque iban a visitar el jardín canario. El jardín canario era un lugar mágico lleno de hermosas flores, árboles frondosos y pájaros cantando.

El día de la visita había llegado y los niños se subieron al autobús con mucha alegría.

La señorita María, su maestra, les recordó lo importante que era cuidar la naturaleza y respetar a todas las criaturas que habitan en ella. Al llegar al jardín canario, los niños quedaron maravillados por la belleza del lugar. Las flores tenían colores tan vibrantes que parecían sacadas de un cuento de hadas.

Los pájaros volaban libres entre los árboles y sus trinos llenaban el aire con música. La señorita María reunió a todos los niños para explicarles el propósito de la visita. Les dijo: "Niños y niñas, hoy aprenderemos sobre la importancia de cuidar nuestro entorno natural.

Aquí en el jardín canario encontraremos muchas lecciones valiosas". Los niños comenzaron a explorar el jardín mientras escuchaban atentamente las enseñanzas de su maestra.

Aprendieron sobre cómo las abejas polinizan las flores para que puedan crecer y reproducirse; también aprendieron sobre la importancia del agua para mantener vivas a las plantas.

De repente, uno de los niños llamado Lucas vio algo extraño en uno de los arbustos: ¡era un pequeño pajarito atrapado entre las ramas! Lucas se acercó con cuidado y, usando sus manos, liberó al pajarito. "¡Gracias, Lucas!", dijo el pajarito. "Estaba asustado y no podía volar". Lucas sonrió y le respondió: "De nada, pequeño amigo. Todos debemos ayudarnos unos a otros".

El pajarito voló hacia los demás niños y les contó lo que había sucedido. Todos quedaron impresionados por la valentía de Lucas y prometieron estar atentos para ayudar a cualquier ser vivo que necesitara ayuda.

Continuaron explorando el jardín canario mientras se encontraban con más sorpresas. Vieron mariposas de colores brillantes revoloteando entre las flores, escucharon el canto melodioso de un ruiseñor escondido en un árbol y hasta encontraron una familia de conejos jugando en un claro.

Al final del día, los niños regresaron al autobús con corazones llenos de alegría y conocimiento. Estaban emocionados por todo lo que habían aprendido en el jardín canario y estaban decididos a cuidar mejor del medio ambiente.

Desde aquel día, los niños se convirtieron en defensores del medio ambiente. Plantaron árboles en su colegio, recogieron basura en parques cercanos y cuidaron de los animales abandonados que encontraban en su vecindario.

La visita al jardín canario no solo fue una experiencia educativa para ellos, sino también una fuente de inspiración para hacer del mundo un lugar mejor. Los niños entendieron que cada pequeña acción cuenta cuando se trata de proteger nuestro planeta.

Y así, gracias al hermoso jardín canario, los niños de tercer grado aprendieron sobre el valor de la naturaleza y se convirtieron en verdaderos guardianes del medio ambiente. Ellos sabían que, con amor y cuidado, podían marcar la diferencia en el mundo. Y así lo hicieron.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!