Guardianes de los Sueños



se encontró con una luciérnaga muy especial. Esta luciérnaga brillaba con una luz dorada y parecía susurrarle al oído a Nico. Intrigado, el niño se acercó lentamente. "Hola, Nico", dijo la luciérnaga en un tono suave y melodioso.

Nico parpadeó sorprendido. Nunca antes había hablado con una luciérnaga, ¡y mucho menos que conociera su nombre!"¿Cómo sabes quién soy?", preguntó Nico con curiosidad. "Soy Luminia, la guardiana de la magia en este bosque", respondió la luciérnaga.

"He estado observando tus aventuras imaginarias y he decidido concederte un deseo especial". Nico no podía creer lo que estaba escuchando.

¿Un deseo especial? ¡Era como si estuviera dentro de uno de sus cuentos fantásticos!"Mi deseo es poder compartir mis mundos mágicos y criaturas fantásticas con todos los niños del reino", declaró Nico con determinación. Luminia sonrió con complicidad y extendió sus alas luminosas sobre Nico.

En un destello brillante, ambos desaparecieron del bosque para emprender su misión. Al día siguiente, en el parque del pueblo, los niños corrían y jugaban sin notar la presencia de Nico y Luminia entre ellos.

De repente, un arco iris gigante apareció en el cielo seguido por una lluvia de purpurina mágica que envolvió a todos los presentes. Los niños rieron emocionados al descubrir que estaban rodeados de unicornios danzantes, hadas risueñas y dragones amistosos.

Todos podían ver los mundos mágicos de Nico gracias al poder de la imaginación compartida. Desde ese día en adelante, cada vez que alguien necesitaba un poco de magia en sus vidas, solo debían buscar a Nico y Luminia para embarcarse en una nueva aventura llena de color y fantasía.

Y así, el niño con discapacidad intelectual demostró que no hay límites cuando se trata de soñar e inspirar a otros a creer en lo imposible.

Juntos enseñaron al reino entero que la verdadera magia reside en el corazón de aquellos dispuestos a creer en ella.

FIN.

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