Guardianes de nuestra cultura
Había una vez en un pequeño pueblo de la región andina del Perú, dos amigos llamados Juan y Luis. Estos dos niños vivían rodeados de hermosas montañas, ríos cristalinos y una cultura llena de tradiciones ancestrales.
Un día, mientras exploraban los alrededores del pueblo, Juan y Luis se encontraron con una vaca muy especial. Tenía manchas marrones y blancas que formaban figuras extrañas en su pelaje.
Los ojos de la vaca brillaban como estrellas y parecía transmitir una energía muy especial. - ¡Mira, Luis! Esta vaca es única. Nunca había visto algo así -exclamó Juan emocionado. Luis asintió con entusiasmo y ambos se acercaron a la vaca para acariciarla.
Para su sorpresa, la vaca comenzó a moverse y hablarles en un idioma que solo ellos podían entender. - Buenos días, chicos. Me llamo Cusi. Soy una vaca mágica que ha sido enviada por nuestros antepasados para enseñarles sobre nuestras costumbres y tradiciones.
Juan y Luis se quedaron boquiabiertos ante tan maravillosa revelación. - ¿En serio? ¡Eso es increíble! -dijo Juan emocionado. - Sí, chicos.
Pero antes de comenzar nuestro viaje juntos, deben prometerme que respetarán nuestras costumbres y las compartirán con los demás -advirtió Cusi seriamente. Los dos amigos asintieron solemnemente y prometieron seguir las enseñanzas de Cusi. A partir de ese momento, los tres emprendieron un viaje lleno de aventuras por las montañas, los ríos y las comunidades andinas.
En cada lugar que visitaban, aprendían sobre las costumbres de sus antepasados. En una ocasión, conocieron a un anciano sabio que les enseñó a tejer hermosos ponchos con lana de alpaca.
Juan y Luis se esforzaron mucho y lograron hacer sus propios ponchos para protegerse del frío. En otra ocasión, conocieron a una mujer que les enseñó sobre la importancia de la Pachamama (Madre Tierra) y cómo cuidarla.
Los dos amigos aprendieron a plantar semillas y cuidar el suelo para asegurar una buena cosecha. Pero no todo fue fácil en su viaje. En cierta ocasión, se encontraron con un grupo de niños que se burlaban de ellos por seguir estas tradiciones antiguas.
- ¿Por qué siguen haciendo cosas tan —"antiguas" ? ¡Eso no tiene sentido! -se burló uno de los niños. Juan y Luis se sintieron tristes por las palabras hirientes, pero recordaron la promesa que habían hecho a Cusi.
Decidieron explicarles pacientemente la importancia y belleza de su cultura. - Nuestras tradiciones son parte de nuestra identidad y nos conectan con nuestros antepasados. Son valiosas porque nos enseñan valores como el respeto hacia la naturaleza y hacia nosotros mismos -explicó Juan con determinación.
Los demás niños escucharon atentamente e incluso comenzaron a mostrar interés en aprender más sobre esas costumbres ancestrales. Al finalizar su viaje, Juan y Luis regresaron a su pueblo con un corazón lleno de gratitud por todas las enseñanzas recibidas.
Compartieron sus experiencias con todos los habitantes, quienes se sintieron inspirados por la valentía y sabiduría de estos dos jóvenes. Desde ese día, Juan y Luis se convirtieron en guardianes de la cultura andina.
Continuaron transmitiendo las costumbres y tradiciones a las futuras generaciones, recordando siempre que respetar nuestras raíces es un regalo invaluable. Y así, gracias a su amistad con Cusi, Juan y Luis lograron preservar una parte importante del legado cultural peruano para las generaciones venideras.
FIN.