Guardianes del Agua



Era un día soleado en el barrio de Las Flores y Daniela y Damián, dos amigos inseparables, jugaban en el parque. Pero en lugar de jugar con sus bicicletas o pelotas, hoy decidieron hablar sobre un tema muy importante: el agua. Danielita, con su cabello rizado al viento, tenía una preocupación que no la dejaba dormir.

"Damián, ¿te has dado cuenta de cuánto agua desperdiciamos cada día?" - preguntó Daniela con un tono serio.

"Sí, es verdad. En casa, siempre dejo la canilla abierta mientras me lavo los dientes. Pero creo que no pasa nada porque está lejos del río, ¿no?" - respondió Damián rascándose la cabeza.

"¡Claro que pasa! Todo lo que hacemos afecta a nuestros ríos y lagos. ¡Debemos hacer algo!" - insistió Daniela.

Ambos niños decidieron que debían convertirse en "Guardianes del Agua". Con esa misión en mente, regresaron a sus casas con la idea de organizar una campaña en su escuela. La mañana siguiente, se presentaron frente a la clase emocionados.

"¡Hola a todos! Hoy queremos hablar sobre una cosa muy importante: ¡el agua!" - comenzó Daniela, mirando a sus compañeros.

"Sí, el agua es fundamental para todo. Pero se está acabando y debemos cuidarla. Miren lo que encontramos por Internet. En algunos lugares, las personas tienen que caminar kilómetros para conseguir agua limpia" - añadió Damián mostrando imágenes en su tablet.

Los niños se miraron entre sí, intrigados. Uno de ellos, Lucas, alzó la mano.

"Pero, ¿qué podemos hacer nosotros?" - preguntó con curiosidad.

"Podemos hacer una campaña en la escuela, ¡y en el barrio! Podemos hacer carteles, hablar con nuestros vecinos y organizar un día para limpiar la plaza y los ríos cerca de casa" - sugirió Daniela con entusiasmo.

Todos comenzaron a entusiasmarse con la idea. Juntos se pusieron a trabajar en sus carteles, llenándolos de dibujos de gotas de agua y frases pegajosas como "¡Cuidado con el agua, es de todos!".

El día de la campaña, llegaron al parque con sus carteles, y aunque al principio algunos vecinos no prestaron atención, poco a poco comenzaron a acercarse.

"¡Ok, vamos a escuchar a estos pequeños!" - dijo una señora de la comunidad.

"¡El agua es vida!" - gritaron juntos Daniela y Damián.

Comenzaron a explicar cómo solo cerrando la canilla mientras se cepillan los dientes, pequeños actos como duchas más cortas o no tirar basura al agua, podían hacer una gran diferencia.

"¡Esas son ideas maravillosas!" - comentó el señor Alberto, el más grande del barrio, que al final del día decidió unirse a ellos.

Sin embargo, un giro inesperado llegó cuando un camión de construcción apareció inesperadamente. Estaban por empezar a construir un nuevo centro comercial muy cerca del río.

"¡No! ¡No puede ser! Eso va a afectar el agua, los animales y nuestro espacio!" - exclamó Damián angustiado.

"¿Qué hacemos?" - preguntó Daniela, asustada ante la situación.

Rápidamente, los niños se unieron más que nunca. Hicieron un cartel gigante que decía "¡NO a la construcción, CUIDEMOS el agua!". Con la ayuda de sus padres y vecinos, lograron organizar una reunión comunitaria para hablar sobre su preocupación.

La reunión fue un éxito. Todos se unieron en defensa del río, y el alcalde escuchó sus inquietudes. Al final, decidieron mover el centro comercial a otro lugar donde no afectara el suministro de agua.

"¡Lo logramos!" - gritaron felices Daniela y Damián.

"Gracias a nuestra campaña, podremos seguir disfrutando de nuestros ríos y lagos limpios. ¡Cada gota cuenta!" - agregó Damián con una sonrisa radiante.

Desde entonces, en el barrio Las Flores, todos aprendieron a cuidar el agua con más atención. Y así, gracias a la valentía de dos niños, la comunidad se unió para ser más cuidadosos con uno de los recursos más importantes de todos: el agua.

FIN.

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