Guardians of the Jungle



Había una vez en la selva un otorongo bebé llamado Simón y una tortuga bebé llamada Martina. A pesar de ser muy diferentes, eran las mejores amigas y hacían todo juntas.

Un día, mientras exploraban el bosque, vieron a un grupo de animales cazadores preparándose para atrapar a sus presas. Simón y Martina se miraron preocupados, sabían que debían hacer algo para ayudar a los animales indefensos. Decidieron acercarse sigilosamente al grupo de cazadores para escuchar su plan.

Al oírlo, se dieron cuenta de que estaban planeando cazar a un grupo de monitos juguetones que vivían en los árboles cercanos. Simón y Martina no podían permitirlo.

Sabían que tenían que actuar rápido si querían salvar a los monitos. Juntos idearon un plan astuto: Simón utilizaría su velocidad y agilidad para distraer a los cazadores mientras Martina llevaría a salvo a los monitos hasta lo más alto de los árboles.

Cuando llegó la noche, Simón se acercó sigilosamente al campamento de los cazadores. "¡Hey! ¡Miren por aquí!", gritó el otorongo mientras corría velozmente entre los arbustos.

Los cazadores quedaron asombrados por la rapidez del pequeño felino y comenzaron a perseguirlo sin pensar en nada más. Mientras tanto, Martina aprovechó la distracción y llevó rápidamente a todos los monitos hacia lo alto de los árboles donde estarían seguros.

Simón corrió tan rápido como pudo, saltando de un lado a otro, haciendo que los cazadores se confundieran y se perdieran en la espesura del bosque. Cuando estuvo seguro de que ya no lo seguían, regresó junto a Martina. "¡Lo logramos!", exclamó Simón emocionado mientras abrazaba cariñosamente a su amiga tortuga.

Martina sonrió con orgullo y dijo: "Somos el mejor equipo, Simón. Juntos podemos hacer grandes cosas". A partir de ese día, Simón y Martina se volvieron los guardianes del bosque.

Trabajaban juntos para proteger a todos los animales indefensos de los cazadores y otros peligros. Su valentía y amistad inspiraron a otros animales del bosque, quienes también comenzaron a unirse para luchar contra cualquier amenaza que surgiera.

Pronto formaron una gran familia unida por el amor y el deseo de proteger su hogar. Simón y Martina demostraron que no importa cuán diferentes sean dos seres, siempre pueden encontrar formas creativas de ayudarse mutuamente. Además, enseñaron la importancia de cuidar y respetar la naturaleza.

Y así, gracias a estos dos pequeños héroes, la selva se convirtió en un lugar seguro donde todos los animales vivían felices y en paz.

FIN.

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