Gusi y el Jardín de los Sueños
Había una vez un pequeño gusano llamado Gusi que vivía en un jardín lleno de flores de todos los colores. Gusi era muy curioso y le encantaba explorar cada rincón del jardín. Un día, mientras jugaba con sus amigos las mariquitas, decidió aventurarse un poco más lejos de lo habitual.
"¿A dónde vamos hoy, Gusi?" - preguntó Lila, la mariquita de puntos rojos.
"Quiero descubrir qué hay detrás de ese arbusto gigante de flores amarillas" - respondió Gusi con entusiasmo.
Al acercarse al arbusto, Gusi notó algo brillante entre las hojas. Era una piedra preciosa que resplandecía con los colores del arcoíris.
"¡Miren, amigos!" - gritó emocionado.
"¡Es hermosa!" - exclamó Miki, la mariquita amarilla.
"Debemos cuidarla, podría ser mágica" - sugirió Lila.
Decidieron llevar la piedra al viejo y sabio búho llamado Don Búho, quien conocía las historias del jardín.
"Don Búho, encontramos una piedra mágica en el arbusto de flores amarillas. ¿Sabés qué hacer con ella?" - preguntó Gusi.
"Déjame mirar, pequeño amigo" - respondió Don Búho mientras inspeccionaba la piedra.
"Esta piedra tiene el poder de conceder un deseo, pero a cambio, necesitarán aprender algo importante primero".
Intrigados, Gusi y sus amigos decidieron aceptar el desafío. Don Búho les dijo que debían descubrir qué sucedía si no cuidaban adecuadamente el jardín.
"¿Cómo vamos a saber eso?" - preguntó Miki, un poco asustada.
"Vamos a observar lo que pasa a nuestro alrededor" - propuso Lila.
Pasaron los días, y los chicos comenzaron a notar que algunas flores se marchitaban sin que nadie las regara. Entonces, Gusi tuvo una idea.
"¡Vamos a ayudar a las flores! Si lo hacemos bien, quizás entendamos lo que Don Búho quiere enseñarnos".
"¡Sí, lo haremos juntos!" - dijo Miki emocionada.
Cada día, Gusi y sus amigas se turnaban para regar las flores, quitar las malas hierbas y cuidar del jardín. Con el paso del tiempo, el jardín comenzó a florecer más que nunca.
Un día, mientras estaban trabajando, algo mágico sucedió. Todas las flores comenzaron a brillar con intensos colores y el aire se llenó de una melodía suave.
"Miren esto, Gusi!" - gritó Lila.
"¡Es increíble!" - respondió Gusi, lleno de alegría.
"Eso significa que estamos haciendo un buen trabajo" - agregó Miki con una gran sonrisa.
Al culminar esa semana de trabajo, se acercaron a Don Búho nuevamente.
"Hicimos todo lo que nos pediste, Don Búho" - dijo Gusi.
"El jardín está más bonito que nunca y hemos aprendido a cuidar de él".
Don Búho sonrió y dijo:
"Muy bien, pequeños amigos. Ahora queda una última cosa por hacer. Piensen en su deseo".
"¿Y si deseamos un jardín para siempre colorido y saludable?" - sugirió Lila.
"Sí, eso me parece perfecto" - concordó Miki emocionada.
Al pronunciar el deseo, la piedra comenzó a brillar aún más y, de repente, un torrente de luz iluminó el jardín. A partir de ese momento, el jardín se volvió un lugar mágico, siempre lleno de flores y colorido, porque Gusi y sus amigos habían aprendido a valorarlo y cuidarlo.
"Gracias, Gusi. Gracias a vos aprendimos a cuidar nuestro hogar" - dijeron Lila y Miki.
"¡Todo fue gracias al trabajo en equipo!" - respondió Gusi, sonriendo orgulloso.
Cada día se encargaban de que el jardín se mantuviera lindo y limpio, demostrando que el cuidado y la colaboración eran claves para mantener la felicidad en su hogar.
Y así, Gusi, Lila y Miki vivieron muchas aventuras en su mágico jardín, siempre recordando la valiosa lección que aprendieron sobre la importancia de cuidar lo que amamos.
FIN.