Gustavo y la gran mudanza


Un día, Gustavo fue a visitar a Adriana para ayudarla con las cajas y bolsas que tenía que llevarse. Al llegar, se encontró con una escena caótica: había cosas por todas partes y Adriana parecía estar un poco abrumada.

- ¡Hola Adri! ¿Cómo estás? -preguntó Gustavo mientras le daba un gran abrazo. - Hola Gus, estoy bien pero un poco cansada de tanto empacar -respondió Adriana con una sonrisa en el rostro.

Gustavo se ofreció a ayudarla y juntos comenzaron a clasificar las cosas en cajas según su utilidad. Mientras trabajaban, Gustavo empezó a notar algo extraño en la actitud de su amiga. - Adri, ¿estás segura de que quieres mudarte? Pareces un poco triste -dijo Gustavo preocupado.

Adriana suspiró profundamente antes de responder:- La verdad es que sí me da un poco de miedo dejar este lugar donde he vivido tantos años.

Pero tengo que hacerlo porque mi trabajo está más cerca de mi nueva casa y eso me va a permitir tener más tiempo libre para hacer otras cosas que me gustan. Gustavo entendió perfectamente lo que sentía su amiga porque él también había pasado por situaciones similares.

Así que decidió contarle una historia muy especial:- Sabes qué Adri, yo también tuve miedo cuando me mudé por primera vez. Pero después descubrí algo maravilloso: cada nuevo lugar te ofrece la oportunidad de conocer gente nueva, explorar lugares diferentes y crear nuevos recuerdos inolvidables.

Además, siempre puedes volver a visitar tus lugares favoritos cuando quieras. Adriana escuchaba atentamente las palabras de Gustavo y poco a poco fue sintiéndose más animada.

Juntos terminaron de empacar todo y se despidieron con un abrazo muy fuerte. Unos días después, Gustavo recibió una llamada de Adriana que lo dejó sorprendido:- ¡Gus! Quiero contarte que ya estoy instalada en mi nueva casa y me encanta.

Tienes razón, hay muchas cosas nuevas por descubrir aquí y estoy emocionada por empezar esta nueva etapa en mi vida. Gustavo sonrió al escuchar esas palabras porque sabía que su amiga había encontrado la felicidad que tanto buscaba.

Desde entonces, Gustavo y Adriana se comunicaban constantemente para compartir sus aventuras y así mantenerse cerca a pesar de la distancia. Y siempre recordaban aquella tarde en la que juntos superaron el miedo al cambio y descubrieron el valor de la amistad verdadera.

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