Hada mágica en el jardín de la abuela


Lucas y Sofía estaban muy emocionados porque su abuela les había dicho que mañana iba a ser un día mágico. No sabían qué esperar, pero estaban seguros de que algo increíble iba a pasar.

Esa noche, mientras se preparaban para dormir, Lucas le preguntó a su hermana: "¿Qué crees que va a pasar mañana?"Sofía respondió con una sonrisa en el rostro: "No lo sé, pero estoy segura de que va a ser algo maravilloso".

Al día siguiente, Lucas y Sofía se despertaron temprano y fueron directamente al jardín trasero de la casa de su abuela. Allí encontraron un pequeño hada sentada en una flor.

El hada los saludó con una voz dulce: "¡Buenos días! Soy el hada de los deseos y he venido aquí para concederles uno cada uno". Lucas y Sofía no podían creer lo que veían.

Habían oído hablar del hada de los deseos en cuentos antes, pero nunca habían pensado que podrían conocerla en persona. La niña tomó la iniciativa y dijo: "Yo quiero tener más amigos". El hada sonrió y agitó su varita mágica. De repente aparecieron muchos niños corriendo hacia ellos. Sofía estaba tan feliz que casi lloraba.

Ahora tenía muchos amigos con quienes jugar. Luego fue el turno de Lucas. Él pidió poder convertirse en un gran futbolista algún día. El hada asintió con la cabeza y agitó su varita mágica nuevamente.

De repente apareció una pelota de fútbol en el jardín. Lucas no podía esperar para comenzar a practicar. Sabía que con la ayuda del hada de los deseos, su sueño se haría realidad.

La visita del hada de los deseos cambió la vida de Lucas y Sofía para siempre. Aprendieron que si creían en sí mismos y pedían lo que querían con todo su corazón, podrían lograr cualquier cosa.

Desde ese día en adelante, Lucas y Sofía se sintieron más seguros de sí mismos y comenzaron a hacer cosas que nunca habrían imaginado antes. Y aunque ya no volvieron a ver al hada de los deseos, nunca olvidarán el día mágico en el que sus vidas cambiaron para siempre.

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