Hathor y la lección de compasión



Había una vez en el antiguo Egipto, en la época de los faraones y las pirámides, una diosa llamada Hathor. Hathor era conocida por su belleza y su amor por todos los seres vivos, especialmente por los animales.

Un día, mientras paseaba por el Nilo, Hathor escuchó un llanto desgarrador que provenía de un grupo de cocodrilos atrapados en una red tendida por unos cazadores furtivos.

Sin dudarlo ni un segundo, la diosa corrió hacia ellos y con un simple gesto logró liberar a los pobres animales. Los cocodrilos le agradecieron a Hathor con reverencias y le prometieron protegerla siempre que lo necesitara.

La diosa sonrió con ternura y les dijo: "No me deben nada, solo hago lo que mi corazón me dicta: ayudar a quienes lo necesitan". A partir de ese día, la noticia sobre la valentía y bondad de Hathor se extendió por todo Egipto.

Los animales acudían a ella en busca de ayuda y consuelo, sabiendo que siempre encontrarían refugio bajo sus alas protectoras. Un buen día, Hathor recibió la visita de Horus, el dios halcón.

Horus estaba muy preocupado porque su amigo más fiel, Anubis (el dios chacal), había caído gravemente enfermo. "¡Oh gran Hathor! - exclamó Horus con angustia -, te suplico que ayudes a Anubis. Él ha sido leal compañero de todos nosotros y no podemos perderlo".

Hathor asintió con determinación y se dirigió rápidamente al palacio donde se encontraba Anubis postrado en cama. Con cuidado examinó al paciente e identificó la raíz del mal: una planta venenosa que había ingerido sin darse cuenta.

La diosa no perdió tiempo y preparó una poción curativa con hierbas mágicas que solo ella conocía. Al cabo de unas horas, Anubis despertó sintiéndose mejor que nunca gracias al poder sanador de Hathor. Anubis se levantó jubiloso y abrazó a Hathor con gratitud infinita.

"¡Eres verdaderamente maravillosa! - exclamó emocionado -, gracias por salvarme la vida". La diosa sonrió humildemente y respondió: "En este mundo debemos cuidarnos mutuamente, sin importar nuestra forma o especie. Todos merecen amor y compasión".

Desde ese día en adelante, los dioses egipcios aprendieron la valiosa lección de solidaridad y empatía gracias a la nobleza de espíritu de Hathor. Juntos juraron proteger a todos los seres vivos del reino animal como muestra eterna de respeto hacia la naturaleza.

Y así fue como la historia de la diosa egipcia que salvaba animales se convirtió en leyenda para las generaciones futuras, inspirando a pequeños y grandes a valorar cada vida como un tesoro invaluable digno de protección y cariño.

FIN.

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