Hechizos de la Amistad


Había una vez en Ecuador, un grupo de seis universitarias que estudiaban juntas para obtener sus títulos universitarios. Ellas se llamaban Sofía, Valeria, Daniela, María, Carolina y Alejandra.

Eran amigas inseparables y compartían la misma pasión por aprender y crecer juntas. Un día, mientras estudiaban en la biblioteca de la universidad, encontraron un libro muy antiguo y misterioso escondido en uno de los estantes más altos.

El libro estaba lleno de polvo y parecía tener un brillo especial. Curiosas como eran, decidieron abrirlo y descubrieron que era un libro de hechizos mágicos. "¿Qué hacemos con este libro? ¿Deberíamos usarlo?" preguntó Valeria con entusiasmo. "No sé si sea buena idea...

podríamos meternos en problemas", respondió Sofía preocupada. Pero Daniela, siempre valiente y aventurera, dijo: "¡Vamos chicas! Podríamos usar estos hechizos para ayudar a nuestra comunidad. Sería increíble".

Las demás chicas reflexionaron sobre las palabras de Daniela y finalmente decidieron estudiar el libro con mucho cuidado antes de intentar cualquier hechizo. A lo largo de las semanas siguientes, dedicaron horas a entender cada conjuro y cómo podían aplicarlo para hacer el bien a su alrededor.

Una tarde soleada, mientras caminaban por el parque cerca de la universidad, vieron a un grupo de niños tristes porque habían perdido su pelota en lo alto de un árbol muy alto e imposible de alcanzar. "¡Chicas! Este es nuestro momento", exclamó María emocionada.

"Podemos usar uno de los hechizos del libro para ayudar a esos niños".

Con determinación y confianza en sus habilidades recién adquiridas, las seis amigas se reunieron alrededor del árbol y recitaron juntas el hechizo que les permitiría traer la pelota hacia abajo sin dañarla ni al árbol. Para sorpresa de todos los presentes, la pelota comenzó a moverse lentamente hacia abajo como si una fuerza invisible la guiara hasta caer suavemente en manos de los niños.

Estos gritaron emocionados y corrieron hacia las chicas para darles las gracias. Desde ese día en adelante, las seis universitarias continuaron usando sus conocimientos mágicos para ayudar a quienes lo necesitaban en su comunidad.

Descubrieron que trabajar juntas con responsabilidad y respeto no solo fortalecía su amistad sino que también les permitía crear un impacto positivo en el mundo que las rodeaba.

Y así, entre risas y complicidad compartida, estas valientes jóvenes demostraron que con bondad e inteligencia pueden lograr grandes cosas juntas.

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