Helena y el tesoro de la selva


Había una vez una niña llamada Helena, que vivía en un pequeño pueblo rodeado de selva. Helena siempre había soñado con explorar la selva y descubrir los secretos que escondía.

Un día, mientras jugaba en el jardín de su casa, Helena vio a lo lejos un grupo de monos saltando de árbol en árbol. Su corazón se llenó de emoción y decidió seguirlos para ver adónde la llevaban.

Corrió detrás de ellos hasta llegar a un claro en medio de la selva. Allí encontró a una mamá mono preocupada porque su bebé se había perdido. Sin pensarlo dos veces, Helena se ofreció para ayudarla a encontrarlo.

- No te preocupes, mamá mono, ¡yo lo encontraré! - exclamó Helena decidida. Helena siguió las huellas del bebé mono hasta llegar a un río. Allí encontró al pequeño mono asustado y atrapado en una rama que colgaba sobre el agua.

- ¡No te muevas! ¡Voy a ayudarte! - dijo Helena con determinación. Con mucho cuidado, Helena estiró su brazo hacia el bebé mono y logró agarrarlo justo antes de que cayera al agua.

El pequeño mono se aferró a ella con fuerza y ambos regresaron al claro donde estaba su mamá. La mamá mono estaba tan feliz y agradecida por haber encontrado a su bebé que decidió llevar a Helena más adentro de la selva para mostrarle algo especial: un hermoso lago rodeado de flores exóticas.

Mientras exploraban el lago, escucharon un ruido extraño proveniente de los arbustos. Helena y la mamá mono se acercaron con cautela y descubrieron a un pajarito atrapado en una red. - ¡Pobrecito! Tenemos que ayudarlo - exclamó Helena preocupada.

Juntas, lograron liberar al pajarito de la red y lo vieron volar felizmente hacia el cielo. La mamá mono le agradeció a Helena por su valentía y generosidad, y decidió acompañarla de regreso a casa.

Cuando llegaron al pueblo, todos estaban asombrados de ver a Helena junto a la mamá mono. Los vecinos aplaudieron su valentía y decidieron organizar una expedición para explorar juntos la selva.

Helena se convirtió en la líder de la expedición, guiando al grupo por senderos desconocidos y mostrándoles los secretos ocultos de la selva. Juntos aprendieron sobre las diferentes plantas y animales que vivían allí, así como también sobre la importancia de proteger el medio ambiente.

Desde ese día, Helena se convirtió en una verdadera defensora de la naturaleza. Continuó explorando la selva junto a sus amigos animales, siempre dispuesta a ayudar cuando alguien estaba en peligro o necesitaba su ayuda.

Y así, Helena demostró que no importa cuán pequeño seas, puedes hacer grandes cosas si tienes coraje, determinación y amor por todo lo que te rodea.

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