Henry, el héroe lunar



Desde pequeño, Henry siempre había sentido una curiosidad enorme por el espacio. Miraba las estrellas y se imaginaba viajando entre ellas, explorando nuevos planetas y descubriendo cosas increíbles. Pero lo que más anhelaba era ir a la luna.

Soñaba con caminar sobre su superficie grisácea y ver la Tierra desde allí arriba. Un día, en el colegio, su maestra les habló de un concurso para niños que querían ser astronautas.

El premio era nada menos que un viaje a la NASA para conocer a los verdaderos astronautas y aprender todo sobre el espacio. Henry no podía creerlo. Esta era su oportunidad de hacer realidad su sueño. - ¡Mamá, papá! - exclamó al llegar a casa -.

¡Tengo que participar en ese concurso! Quiero ir a la luna de verdad. - Claro hijo - dijo su mamá sonriendo-. Pero tienes que trabajar duro para ganarlo.

Y así fue como Henry se dedicó en cuerpo y alma al concurso. Estudió todo lo que pudo sobre el espacio, aprendió física y matemáticas avanzadas y practicó deportes para mantenerse en forma como los astronautas. Finalmente llegó el gran día del concurso.

Henry estaba nervioso pero emocionado al mismo tiempo. Cuando llamaron su nombre como ganador, no podía contener la alegría. - ¡Lo logré! - gritó saltando de emoción -.

Voy a ir a la NASA y cumplir mi sueño de ir a la luna! En el centro espacial de Houston, Texas, Henry aprendió todo sobre cómo funcionan las naves espaciales y cómo entrenan los astronautas para sus misiones. Conoció a verdaderos astronautas y les hizo muchas preguntas.

- ¿Cómo se siente flotar en el espacio? - preguntó Henry a la astronauta que había pasado más tiempo en el espacio. - Es increíble, Henry - respondió ella sonriendo -. Te sientes como si volaras sin gravedad.

Pero también es muy exigente físicamente y mentalmente. Henry entendió que ser un astronauta no era fácil, pero estaba decidido a seguir adelante con su sueño.

Un día, mientras visitaba la sala de control de la misión Apolo 11 que llevó al hombre por primera vez a la luna, algo inesperado sucedió. Una señal de emergencia llegó desde la Estación Espacial Internacional (ISS). - ¡Tenemos una emergencia! - gritó uno de los ingenieros -.

Un problema técnico ha dejado sin oxígeno a los tripulantes de la ISS. Necesitamos enviar una nave espacial con suministros lo antes posible. Todos en la sala de control entraron en pánico, excepto Henry. Él sabía lo que tenía que hacer.

- ¡Yo iré! - exclamó levantando la mano -. Sé todo sobre las naves espaciales y puedo ayudarlos.

Después de algunas conversaciones con los ingenieros y el equipo médico, Henry fue seleccionado para llevar los suministros vitales a bordo de una nave espacial especializada para situaciones de emergencia como esta. Era peligroso e incierto, pero él estaba dispuesto a arriesgarlo todo por ayudar a quienes estaban atrapados allá arriba. La nave despegó hacia el espacio exterior y Henry se concentró en su tarea.

Llegó a la ISS y entregó los suministros, salvando las vidas de los tripulantes. Pero lo más emocionante estaba por venir. Mientras estaba allí arriba, Henry tuvo una oportunidad única en la vida: caminar sobre la superficie lunar.

- ¡Estoy en la luna! - exclamó Henry saltando como un astronauta -. ¡Mi sueño se ha hecho realidad! Desde entonces, Henry fue conocido como el niño que salvó a los astronautas y cumplió su sueño de ir a la luna.

Y aunque nunca volvió al espacio exterior, siempre recordaría ese momento mágico en el que tocó el cielo con sus propias manos.

FIN.

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