Hermanitas de corazón


Había una vez dos hermanitas llamadas Indiana y Justina. Eran inseparables, siempre jugaban juntas y se amaban mucho. Vivían en una casita rodeada de árboles y flores, donde tenían muchas aventuras.

En su hogar también había dos mascotas muy especiales: Chavela, una perrita traviesa y llena de energía, y Simona, una tortuga tranquila que les enseñaba sobre la paciencia. Un día soleado, Indiana y Justina decidieron hacer un picnic en el jardín.

Prepararon sándwiches deliciosos y llevaron helados para disfrutar bajo el cálido sol. Mientras comían, las hermanitas observaron a Chavela correr por todos lados persiguiendo mariposas.

"¡Mira cómo corre Chavela! ¡Es tan divertida!"- exclamó Justina riendo mientras apuntaba con su dedo índice hacia la perrita. "Sí, es como si tuviera alas"- respondió Indiana sonriendo-. "Me encanta tenerla como compañera de juegos". Después del picnic, Indiana encontró en el jardín un nido con pequeños pájaros abandonados.

Inmediatamente pensó que sería maravilloso cuidarlos hasta que puedan volar por sí mismos. Sin embargo, sabía que no podían quedarse con ellos porque tenían a Chavela y Simona en casa. Indiana decidió buscar ayuda en el vecindario para encontrarles un hogar temporal a los pajaritos.

Encontró a Don Ramón, quien tenía mucha experiencia cuidando aves rescatadas. Él aceptó ayudarlas encantado y les prometió que los pajaritos estarían en buenas manos.

"¡Gracias, Don Ramón! Sabemos que cuidará de ellos como si fueran suyos"- agradeció Justina emocionada. "De nada, niñas. Es importante ayudar a quienes lo necesitan, incluso si son animales"- respondió Don Ramón con una sonrisa. Después de dejar a los pajaritos con Don Ramón, Indiana y Justina regresaron a casa.

Estaban tristes de separarse de ellos, pero sabían que era lo mejor para su bienestar. Al llegar, encontraron a Chavela jugando con sus juguetes y Simona descansando bajo el sol.

"¿Sabes qué haría este día aún más especial?"- preguntó Indiana mirando fijamente a su hermana-. "Jugar con nuestros bebés de juguete". Justina asintió emocionada y corrió hacia su habitación para buscar los bebés.

Juntas se sentaron en el jardín y comenzaron a jugar como si fueran mamás cuidando de sus pequeños tesoros. Rieron, cantaron canciones inventadas y hasta organizaron un picnic imaginario para los bebés. Mientras disfrutaban del juego, Indiana tuvo una idea maravillosa.

Recordó que había visto un libro sobre aves en la biblioteca del colegio y pensó que sería interesante aprender más sobre ellas. Decidió contarle la idea a Justina:"¿Qué te parece si vamos mañana mismo a la biblioteca? Podemos leer ese libro sobre aves rescatadas y aprender cómo podemos ayudarlas más".

Justina aplaudió emocionada ante la propuesta de su hermana mayor. A ambas les encantaba aprender cosas nuevas y ayudar a los demás, así que sabían que sería una aventura emocionante.

Al día siguiente, Indiana y Justina fueron a la biblioteca y encontraron el libro sobre aves rescatadas. Lo tomaron prestado y regresaron a casa para leerlo juntas. Pasaron horas aprendiendo sobre las diferentes especies de aves y cómo proteger su hábitat.

Desde ese día, las hermanitas se convirtieron en defensoras de los animales. Participaban en proyectos escolares sobre conservación de la naturaleza y siempre buscaban formas de ayudar a los animales necesitados.

Indiana, Justina, Chavela y Simona siguieron viviendo muchas aventuras juntos, pero ahora también tenían un propósito más grande: cuidar del mundo que los rodeaba. Y así fue como estas dos hermanitas descubrieron el poder del amor por los animales y el deseo de hacer del mundo un lugar mejor para todos.

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