Hermanos de Colores
Érase una vez en un pequeño pueblo del estado de Veracruz, donde vivían dos hermanos, Luna y Leo. Un día, decidieron mudarse a la bulliciosa ciudad de Monterrey en busca de nuevas oportunidades y aventuras. Estaban emocionados por su nuevo hogar y esperaban hacer nuevos amigos.
Sin embargo, cuando llegaron a su nueva escuela, se dieron cuenta de que no todo sería fácil. Desde el primer día, algunos de sus compañeros comenzaron a burlarse de ellos por el color de su piel y por el acento que tenían al hablar.
- '¿Por qué hablás así? ¡No te entiendo!' - le gritó un niño llamado Pablo, riéndose junto a sus amigos.
- '¡Qué raro que hable en su idioma!' - se burló otra niña llamada Sofía.
Luna y Leo se sintieron tristes y solos; pero en lugar de rendirse, decidieron que tenían que hacer algo.
- 'Leo, ¿y si les mostramos lo bonito que es nuestra cultura?' - sugirió Luna un día mientras se sentaban en un parque.
- 'Buena idea, Luna. Tal vez si les mostramos sobre Veracruz, les guste y dejen de burlarse de nosotros' - respondió Leo con una chispa de esperanza.
Así que empezaron a planear un evento especial en la escuela. Juntos, organizaron una presentación sobre su pueblo. Crearían una exposición con fotos, trajes típicos, y, lo más importante, prepararían platillos tradicionales para compartir. Empezaron a buscar información, hablaron con su abuela para aprender sobre la comida que solían hacer y se prepararon con entusiasmo.
El día de la presentación llegó. Luna y Leo estaban nerviosos, pero decidieron hacerlo de todos modos. La mañana comenzó con una colorida exposición llena de imágenes de su hermoso pueblo, mostrando danzas, festivales y la calidez de su gente.
- 'Ahora, queremos compartir nuestra tradiciones con ustedes. Vamos a preparar un platillo típico llamado —"mole" ', anunció Luna, con una gran sonrisa.
La escuela olía increíblemente bien y pronto, algunos estudiantes comenzaron a acercarse, intrigados por el aroma. Una de las chicas, Sofía, se atreve a acercarse.
- '¿Puedo probarlo?' - preguntó, sorprendiendo a Luna y Leo.
- 'Claro, ¡es para compartir!' - respondió Leo, sirviéndole un poco en un plato.
Sofía probó el mole y su rostro se iluminó.
- '¡Es delicioso! Nunca había probado algo así.'
Poco a poco, más niños se acercaron, preguntando sobre las tradiciones de los hermanos y probando el mole. Entre risas, juegos y comida, las risas de la burla se convirtieron en risas de amistad.
En ese momento, Pablo, que había sido uno de los más crueles, se acercó también.
- 'Lo siento, no sabía que tenían una cultura tan linda. Me gustaría aprender más.'
Leo y Luna se miraron sorprendidos pero contentos.
- 'Podemos enseñarte sobre Veracruz, somos amigos ahora' - dijo Luna alegremente.
A partir de ese día, los hermanos se convirtieron en grandes amigos de sus compañeros. Viajaron juntos a su pueblo en algunos fines de semana y organizaron otras actividades en la escuela para celebrar la diversidad. Todos aprendieron que la riqueza de un lugar no está solo en su geografía, sino también en su gente, sus costumbres y su historia.
Luna y Leo no solo hicieron amigos, sino que también se sintieron orgullosos de su herencia. Comprendieron que, aunque habían sido rechazados al principio, podían cambiar el corazón de la gente compartiendo su historia.
- '¡Mirá! En lugar de burlar, podemos aprender y ser amigos. Todos somos diferentes y eso es lo que nos hace especiales' - decía Leo con una gran sonrisa.
Desde aquel entonces, la escuela se convirtió en un lugar inclusivo, donde se celebraban las diferencias y se aplaudía la diversidad. Y así, Luna y Leo demostraron que la verdadera belleza radica en la aceptación y el respeto por quienes somos. Y, por sobre todo, aprendieron que el amor y la amistad siempre vencen al rechazo.
FIN.