Herramientas Unidas
en el taller de Don Martín, un carpintero muy talentoso y querido por todos en el barrio. Martín había organizado la reunión para que todas las herramientas pudieran conocerse mejor y aprender a trabajar juntas en armonía.
La primera en llegar fue Martillo, un poco presumido pero muy fuerte y eficiente en su trabajo. Luego llegaron los Destornilladores, que siempre estaban discutiendo sobre quién era el más útil de todos.
La Cinta Métrica llegó puntual como siempre, seguida por la Sierra, que venía tarareando una melodía alegre. "¡Buenos días a todos! ¡Gracias por haber venido a esta reunión tan importante!", dijo Martín con entusiasmo.
Las herramientas se acomodaron alrededor de la mesa de trabajo y comenzaron a conversar. En un principio, todo parecía ir bien.
Martillo hablaba sobre lo fuerte que era, los Destornilladores discutían sobre sus diferentes tipos de cabezas y la Sierra compartía anécdotas sobre los trabajos más difíciles que había tenido que enfrentar. Pero pronto empezaron los problemas. Los Destornilladores no paraban de pelearse entre ellos, la Cinta Métrica se enredaba cada vez que alguien intentaba usarla y Martillo no dejaba de interrumpir a los demás con sus historias exageradas.
"¡Basta ya!", exclamó Martín visiblemente molesto. "No podemos seguir así. Necesitamos aprender a trabajar juntos si queremos hacer un buen trabajo". Las herramientas se miraron entre ellas avergonzadas.
Sabían que tenían que cambiar su actitud si querían ser realmente útiles en el taller de Don Martín. "Tienes razón, Don Martín", dijo Martillo bajando la cabeza. "Deberíamos escucharnos más y trabajar en equipo". Los Destornilladores asintieron en acuerdo y prometieron dejar de pelear entre ellos.
La Cinta Métrica se comprometió a mantenerse ordenada y la Sierra ofreció su ayuda para resolver cualquier problema que surgiera en el futuro. A partir de ese día, las herramientas aprendieron a valorarse mutuamente y a trabajar juntas en armonía.
Descubrieron que cada una tenía habilidades únicas que podían complementarse entre sí para lograr resultados increíbles.
Y así, gracias a la colaboración y al esfuerzo conjunto, el taller de Don Martín se convirtió en uno de los mejores del barrio, donde todas las herramientas eran respetadas y apreciadas por igual.
Desde entonces, cada vez que alguien necesitaba realizar un trabajo difícil o complicado, sabía que podía confiar en el increíble equipo formado por Martillo, Destornilladores, Cinta Métrica y Sierra para lograrlo con éxito. Y juntos demostraron que cuando trabajamos unidos, ¡no hay tarea imposible!
FIN.