Herry Sotter y el Misterio del Baúl Perdido



Era un día nublado en la ciudad de Buenos Aires, y Herry Sotter, un niño de 11 años, se encontraba en su habitación, rodeado de juguetes y libros de aventuras. Herry vivía con su tía Marta, una mujer algo distante que siempre estaba ocupada con su trabajo, y con su primo Lucas, un chico de la misma edad al que Herry no podía evitar sentir como un extraño. Lucas era un apasionado de las cosas excéntricas, desde coleccionar insectos hasta armar modelos de aviones, y a menudo sus hobbies hacían que otros chicos se alejaran de él.

Una tarde, mientras Herry trataba de concentrarse en un libro, Lucas entró a su habitación con entusiasmo.

"¡Herry! ¡Tengo un nuevo modelo de avión que armé! ¡Mirá lo que puedo hacer!" - Lucas exclamó, sosteniendo una pequeña aeronave hecha de papel.

Herry miró a Lucas con desdén. "No tengo tiempo para eso, Lucas. Estoy leyendo algo más importante" - respondió, cerrando el libro.

A pesar de sus diferencias, Lucas no se desanimó. "Está bien, pero si alguna vez quieres saber cómo vuela, soy tu hombre" - dijo con una sonrisa, mientras salía de la habitación.

Los días siguieron pasando y Herry sentía que siempre lo ignoraban a él y a su primo, y que su tía solo estaba al tanto de sus propios asuntos. Sin embargo, lo que no sabía era que Lucas había estado trabajando en un proyecto especial que cambiaría su relación para siempre.

Un sábado, mientras Herry exploraba el desván en busca de algo divertido, encontró un viejo baúl cubierto de polvo. Estaba intrigado. "¿Qué habrá dentro?" - murmuró para sí mismo. Cuando lo abrió, se encontró con una colección de juguetes antiguos, libros de cuentos y... algo más. Un diario desgastado que parecía haber pertenecido a un aventurero.

"¡Lucas! ¡Vení a ver esto!" - gritó Herry, emocionado por su hallazgo.

Lucas llegó corriendo. "¿Qué encontraste?" - preguntó, asomándose al baúl. Cuando vio el diario, sus ojos brillaron. "¡Es increíble! Mirá, hay mapas y relatos de aventuras" - exclamó.

Juntos comenzaron a leer el diario y a descubrir secretos sobre un tesoro escondido. Esto despertó el espíritu aventurero que llevaban dentro y decidieron emprender una búsqueda juntos.

Ya no se trataba de ser rarito o no, sino de tener un objetivo común. Con el diario en mano y un mapa que indicaba un lugar cercano al río, se prepararon para la aventura.

"¿Estás listo para encontrar un tesoro?" - preguntó Herry, burlándose de su primo.

"Totalmente. Esto va a ser épico", respondió Lucas, llenándose de energía.

Esa tarde, armados con linternas y una pala, se dirigieron al río. Con cada paso, Herry se daba cuenta de que Lucas no era tan raro después de todo. Era ingenioso, valiente y lleno de ideas. Cuando llegaron al lugar indicado en el mapa, se pusieron a cavar con entusiasmo.

Después de un rato, sintieron un golpe en el suelo. "¡Creo que encontré algo!" - gritó Lucas, mientras levantaba lo que parecía ser una antigua caja de madera.

Con cuidado, abrieron la caja. Dentro había monedas antiguas, fotos de una familia diferente y un mensaje que decía: 'La verdadera riqueza está en las aventuras compartidas'. Herry y Lucas se miraron y, por primera vez, sonrieron uno al otro sin que la rivalidad interfiriera.

"Esto es más valioso de lo que pensé" - dijo Herry.

"Sí. ¡Y tenemos un montón de historias para contar!" - contestó Lucas, emocionado.

Al regresar a casa, Herry se sintió diferente. Miró a su primo, ya no como el rarito, sino como el compañero de aventuras que siempre había querido tener. Ya no le importaba lo que dijeran los demás. "¿Te parece si seguimos explorando?" - propuso Herry, comenzando una amistad que prometía muchas más aventuras.

Desde aquel día, Lucas y Herry se volvieron inseparables. Juntos idearon un club de aventuras donde invitaban a otros niños del barrio y compartían sus hallazgos. Con cada nuevo proyecto, Herry aprendió a valorar las diferencias y a ver a Lucas como un gran amigo. Comprendió que ser distinto no era algo malo, sino algo que podía enriquecer su vida de manera inesperada.

Y así, en la casa de la tía Marta, una nueva historia comenzaba a escribirse, llena de amistad, risas y muchas más aventuras por descubrir.

FIN.

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