Hinata y el partido de sus sueños
Hinata era un niño pequeño pero con un gran corazón lleno de pasión por el voley. Desde muy temprana edad, soñaba con ser parte del equipo Karasuno y ganar una partida importante.
Todos los días practicaba en su patio trasero, golpeando la pelota contra la pared y haciendo movimientos rápidos como sus ídolos. Un día, Hinata recibió una invitación para jugar en un torneo escolar. Estaba emocionado y se preparó con mucho entusiasmo junto a su equipo.
Sin embargo, cuando llegaron al torneo, se dieron cuenta de que iban a enfrentarse a equipos mucho más grandes y fuertes que ellos.
El primer partido fue contra el equipo Seijoh, conocido por su habilidad y experiencia en el voley. El Karasuno luchó valientemente, pero perdieron el partido. Hinata estaba triste pero no dejó que eso lo desanimara.
"¡No importa que hayamos perdido! ¡Vamos a seguir adelante y dar lo mejor de nosotros!"- exclamó Hinata animando a sus compañeros. Decididos a mejorar, el Karasuno siguió entrenando duro durante semanas enteras. Aprendieron nuevas tácticas e intentaron fortalecerse físicamente para estar al nivel de los equipos rivales.
Llegó el día del siguiente torneo y nuevamente se encontraron frente al equipo Seijoh en las semifinales. Esta vez, el Karasuno demostró todo lo que habían aprendido y lograron ganar tres sets seguidos. La emoción invadió a Hinata mientras celebraban la victoria.
"¡Lo logramos! ¡Estamos un paso más cerca de nuestro sueño!"- gritó Hinata con una sonrisa en su rostro. En la final, el Karasuno se enfrentaría al equipo Shiratorizawa, conocido por ser invencible.
Todos los jugadores estaban nerviosos, pero Hinata recordó las palabras de su entrenador: "No importa cuán fuerte sea el rival, nunca debemos rendirnos". El partido comenzó y ambos equipos lucharon con todas sus fuerzas. Los puntos iban y venían, ninguno quería ceder terreno.
En medio del juego, Hinata tuvo un momento de inspiración y decidió intentar una nueva técnica que había estado practicando en secreto. Con determinación y valentía, saltó al aire y realizó un remate espectacular que nadie esperaba.
El balón cruzó la red a gran velocidad y cayó justo en el campo contrario. El Karasuno ganó ese punto crucial y todos celebraron emocionados. El público estaba asombrado por la habilidad de Hinata. "¡Ese chico pequeño es increíble!"- murmuraban entre ellos.
El partido continuó siendo reñido hasta el último set. Ambos equipos se entregaron por completo a cada jugada. Finalmente, llegaron al punto decisivo del partido con empate a 24 puntos. Hinata recordaba todo lo que había aprendido durante su arduo entrenamiento.
"¡No puedo rendirme ahora! ¡Debo darlo todo!"- pensaba mientras miraba fijamente al frente. La pelota volaba por encima de la red hacia él y sin dudarlo ni un segundo, saltó tan alto como pudo para realizar su remate más poderoso.
El balón cruzó la red y cayó justo en el campo contrario, asegurando la victoria para el Karasuno. El equipo estalló de alegría y Hinata no podía contener su emoción. "¡Lo logramos! ¡Ganamos!"- gritaba mientras abrazaba a sus compañeros.
Ese día, Hinata demostró que el tamaño no importa cuando se tiene pasión y determinación. Su amor por el voley lo llevó a superar obstáculos increíbles y alcanzar su sueño de ganar una partida importante.
Desde ese momento, Hinata se convirtió en un ejemplo para todos los niños que soñaban con triunfar en lo que amaban. Su historia inspiradora enseñaba que con esfuerzo, perseverancia y trabajo en equipo, cualquier meta era posible de alcanzar.
Y así, Hinata continuó jugando al voley junto al Karasuno, siempre recordando que la verdadera victoria está en nunca rendirse y dar siempre lo mejor de uno mismo.
FIN.