Historias en el Parque
Juana era una niña curiosa y aventurera que siempre estaba dispuesta a descubrir cosas nuevas en sus paseos diarios por el parque.
Un día soleado, mientras caminaba entre los árboles y las flores, divisó a lo lejos a un anciano sentado en un banco. Intrigada, Juana se acercó lentamente al anciano. Este tenía el cabello blanco como la nieve y una mirada cálida y sabia que atrapó la atención de la niña al instante.
"Hola, ¿cómo estás?", saludó Juana tímidamente. El anciano sonrió con amabilidad y respondió: "Hola, pequeña. Estoy bien, gracias. ¿Y tú cómo te llamas?""Soy Juana", respondió ella con una sonrisa. "Un placer conocerte, Juana.
Yo soy Mateo", dijo el anciano extendiendo su mano hacia ella. Juana estrechó la mano del anciano y se sentó a su lado en el banco. Comenzaron a charlar animadamente sobre sus vidas, sus sueños y sus experiencias.
Mateo contaba historias fascinantes de lugares lejanos que había visitado cuando era joven, mientras que Juana compartía sus aventuras cotidianas en el parque.
Con el paso de las horas, Juana descubrió que Mateo tenía un don especial para contar cuentos increíbles que despertaban su imaginación y su curiosidad. "¿Cómo haces para ser tan bueno contando historias?", preguntó Juana maravillada.
Mateo rió con dulzura y le dijo: "La clave está en observar el mundo con ojos de asombro y aprender de cada experiencia, por pequeña que sea. Todos tenemos dentro de nosotros una fuente inagotable de historias por descubrir". Las palabras del anciano resonaron en el corazón de Juana como una melodía encantadora.
Desde ese día, se convirtieron en grandes amigos y cada tarde se reunían en el mismo banco para compartir risas, enseñanzas y nuevas aventuras.
Gracias a Mateo, Juana aprendió a valorar la belleza de las pequeñas cosas, a escuchar atentamente a los demás y a cultivar su creatividad e imaginación sin límites. Con el tiempo, Juana se convirtió en una excelente narradora de cuentos e inspiraba a otros con su alegría contagiosa y su espíritu generoso.
Y así fue como aquella casualidad en el parque se transformó en un encuentro mágico que marcó para siempre la vida de Juana. Porque nunca sabes cuándo alguien especial cruzará tu camino para regalarte un pedacito de sabiduría o un cuento inolvidable...
Solo necesitas estar dispuesto a abrir tu corazón y dejar volar tu imaginación como lo hizo Juana junto al entrañable Mateo.
FIN.