Horus y el Jardín de los Deseos



Érase una vez en el antiguo Egipto, donde las dunas doradas eran el hogar de muchas criaturas fascinantes. En este mágico lugar, vivía Horus, el dios del cielo y protector de la naturaleza. Horus era conocido por su amor a la belleza, el arte y la caza. Tenía la capacidad de hacer florecer cualquier jardín y de crear las más hermosas obras de arte con solo levantar su mano. Sin embargo, había algo que lo preocupaba.

Horus miraba hacia el horizonte y veía que los humanos, a pesar de su talento, se habían olvidado de la importancia de cuidar la naturaleza.

"- ¿Por qué no ven lo hermoso que es el mundo que los rodea?", se preguntaba triste.

Un día, decidió hacer algo al respecto. Convocó a tres amigos muy especiales: un pájaro cantor llamado Lilo, una tortuga sabia llamada Tula y un joven artista llamado Samu. Al atardecer, los reunió en su jardín lleno de flores brillantes y árboles frutales.

"- Amigos, necesito su ayuda!", dijo Horus. "- La gente ha olvidado la belleza de nuestro mundo. Quiero crear un Jardín de los Deseos, donde todos puedan ver lo impresionante de la naturaleza. Pero necesitaré su apoyo para hacerlo."

"- ¡Claro, Horus!", exclamó Lilo emocionado. "- Podemos cantar y volar por el pueblo para invitar a todos a que vengan!"

"- Yo puedo contarles historias sobre los árboles y las flores que habitan en el jardín!", añadió Tula.

"- Y yo puedo pintar imágenes que muestren la belleza de la naturaleza!", dijo Samu, armado con su pincel y su lienzo.

Los amigos comenzaron a trabajar juntos. Lilo voló sobre el pueblo, cantando melodías hermosas que atrajeron a la gente. "- ¡Vengan, vengan! ¡Horus ha creado un Jardín de los Deseos! ¡La naturaleza los espera!"

Mientras tanto, Tula reunió a los niños y les contó historias de cómo cada planta, cada animal, tenía un papel crucial en el equilibrio del mundo. La gente empezó a sentir curiosidad.

"- ¿De verdad hay un Jardín de los Deseos?", preguntó un niño.

Samu, ya en el jardín, retrató todo lo que veía: las coloridas mariposas danzando entre las flores, el suave arrullo del viento entre las hojas, y los animales que vivían felices en su hogar. La gente quedó maravillada con sus pinturas.

Un día, mientras disfrutaban del jardín, un avance de sombras las cubrió. Era un grupo de cazadores que habían llegado en busca de animales. Horus se alarmó. No quería que su jardín se convirtiera en un espacio de peligro.

"- ¡No!", exclamó Horus. "- Necesitamos mostrarles que la naturaleza es algo para cuidar y no para destruir!"

Con un susurro, Horus hizo que un pequeño ciervo apareciera en el centro del jardín. El hermoso animal miró a los cazadores con sus grandes ojos asustados.

"- ¡Miren la belleza que hay aquí!", gritó Lilo, mientras volaba alrededor del ciervo. "- ¿No ven que debemos cuidar a cada criatura?"

"- Es su hogar, ¿no lo ven?", añadió Tula, mientras salía de su caparazón y se acercaba al grupo. "- Cada planta, cada animal tiene su razón de ser. Si los cazan, perderán una parte del equilibrio de la vida."

Los cazadores miraron entre sí, confundidos. Samu, con su pincel en mano, pintó rápidamente el ciervo en su lienzo, y les mostró el cuadro.

"- ¿Ves la alegría que hay en su mirada?", preguntó Samu con voz curiosa. "- Si matan a este hermoso ser, ¿qué quedará de la belleza del jardín? Esto es un regalo que debemos proteger juntos."

Los cazadores se miraron nuevamente, y poco a poco comprendieron el mensaje.

"- Tenés razón, jóvenes", admitió uno de ellos, un hombre de aspecto fuerte pero que ahora lucía apenado. "- Hemos estado ciegos a la belleza que nos rodea. Prometemos no volver a cazar aquí. En su lugar, cuidaremos y protegeremos la naturaleza."

Desde ese día, los cazadores se convirtieron en guardianes del bosque y el jardín. Horus, Lilo, Tula y Samu celebraron el éxito de su misión con un gran festival, donde todos los pueblos se unieron para disfrutar del Jardín de los Deseos. La gente empezó a cuidar no solo del jardín, sino de toda la naturaleza que los rodeaba.

Horus sonrió al ver su sueño cumplido.

"- La belleza se encuentra en cada rincón", les dijo. "- Todo lo que necesitamos hacer es abrir nuestros ojos y nuestros corazones."

Y así, el Jardín de los Deseos se convirtió en un lugar de alegría y paz, donde toda la naturaleza florecía y la amistad se celebraba cada día. Y todos aprendieron a cuidar de su gran hogar: el mundo de la naturaleza.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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